Arropada por cientos de seguidores, la monja australiana Patricia Fox se despidió hoy de Filipinas en un acto en su honor horas antes de tener que abandonar el país que considera su hogar tras 27 años trabajando como misionera.

"Me siento triste, sobre todo cuando hablo con toda la gente que ha venido despedirse de mí y caigo en la cuenta de que ya mañana no los volveré a ver", señaló Fox, de 72 años, en ese acto homenaje de despedida en el colegio cristiano Saint Joseph de Manila.

Fox aseguró que no se "arrepiente de nada", que su "único delito ha sido defender los derechos humanos" y que regresará a Filipinas en cuanto termine el mandato del presidente Rodrigo Duterte, quien no ha ocultado que no la quería en el país.

"Todo lo que he hecho forma parte de las enseñanzas de la Iglesia", subrayó Fox, quien ha desempeñado gran parte de su labor en áreas rurales pobres del archipiélago filipino.

Cientos de amigos y seguidores, acudieron a la despedida horas antes de que la monja viaje esta noche a Australia, después de que la Oficina de Inmigración le denegara el miércoles la extensión del visado de turista.

Esta oficina le retiró el pasado abril el visado de misionera por violar sus condiciones en su supuesta "implicación en actividades políticas" y ordenó su deportación, un caso que Fox recurrió y que debe fallar el Departamento de Justicia.

El pasado 16 de abril la monja fue detenida por las autoridades migratorias tras regresar de un viaje a la isla de Mindanao para comprobar sobre el terreno los abusos que allí se estaban produciendo bajo la ley marcial.

Fox, madre superiora de la congregación católica de Notre Dame de Sion en Filipinas, fue acusada entonces de "vulnerar las normas de su congregación al acudir a protestas y participar en actividades políticas".

Cuando se le agotaron lo recursos para recuperar la visa de misionera, Fox recurrió a un visado de turista válido por 59 días, que expira justo hoy.

Después del acto de despedida en Saint Joseph, una caravana de seguidores acompañó a la religiosa a la Iglesia Redentorista de Baclaran, donde se celebró una misa en su honor y desde donde otra caravana la escoltará hasta el aeropuerto Ninoy Aquino de Manila.

Fox abandonará el país en el vuelo de Philippines Airlines a Melbourne de las 21.10 horas (13.00 GMT) y su nombre será incluido en una lista negra que le impedirá regresar a Filipinas.

"La fe que proclama no es perjudicial para los filipinos. De hecho, es una fuente de esperanza y consuelo para nuestros compatriotas que sufren", señaló en un comunicado el portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos, Jerome Secillano, sobre los "cuestionables" motivos de la deportación de la hermana Fox.