La celebración anglosajona de Halloween entró en Canarias a través de los centros escolares, la televisión y las clases de inglés y, poco a poco, gana adeptos, sobre todo entre los más pequeños, encandilados por los disfraces tenebrosos y una temática que une fiesta y miedo. Sería muy difícil encontrar en la actualidad un niño canario que no sepa lo que es Halloween. De los disfraces se ha pasado, poco a poco, a emular la costumbre del truco o trato: tocar en las casas para pedir un agasajo, en forma de chuchería, o, de lo contrario, un susto. Sería también difícil encontrar fuera de San Juan de la Rambla, Los Silos o Garachico a algún niño que sepa que aquí, desde hace mucho, existe un Halloween canario: el de Los Santitos y el Pan por Dios.

Los ayuntamientos de San Juan de la Rambla y Los Silos se esfuerzan por inculcar a sus escolares unas costumbres locales que coinciden en la fecha de Halloween y comparten una clave: hay que tocar en las casas para pedir un agasajo, normalmente comestible.

La Concejalía de Cultura ramblera, que dirige Eulalia Toledo (PSOE), coordina un programa para la protección y difusión de señas de identidad locales a través de las ludotecas y los colegios de infantil y primaria.

Para evitar que Los Santitos y el Pan por Dios dejen de transmitirse a las nuevas generaciones, el consistorio ramblero trabaja en los CEIP Ángel Guimerá y Francisco Afonso Carrillo "para que los niños menores de 12 años sean garantes de estas costumbres".

Frente al poderoso márketing de Halloween, niños y niñas del casco de San Juan de la Rambla dedican la mañana del Día de Todos los Santos a recorrer las calles del municipio, con cestas de mimbre decoradas en el colegio, para solicitar, puerta a puerta, un obsequio denominado Los Santitos. Antaño se trataba de frutas, frutos secos o alguna moneda, pero en la actualidad triunfan las chucherías.

En la parte alta del municipio, donde tradicionalmente residían las familias más desfavorecidas, se recorrían las casas para rogar un presente más modesto: el Pan por Dios, que podía ser pan o algún otro producto de la huerta. Esa tradición se ha transformado y ahora las panaderías locales, cada 1 de noviembre, regalan entre sus clientes un pan de leche para recordar esa época. Contra el olvido, el alumnado de la Escuela Infantil Trompita también recorrió los comercios de San José y el consistorio pidiendo el Pan por Dios.

En Los Silos, los alumnos de Infantil del CEIP Aregume también se echaron a la calle a por el Pan por Dios, entonando canciones alusivas a la celebración. Pasaron por el ayuntamiento, donde los recibió el alcalde, y también por la residencia geriátrica, donde niños y mayores se unieron en torno a una tradición muy anterior al desembarco de Halloween.