La Fiscalía rebajó ayer a tres años y medio de cárcel su petición de pena para un joven al que acusa de robar un bocadillo en una panadería de Barcelona, amenazando presuntamente a las dependientas con un trozo de lata, cuya defensa alega que actuó por un "estado de necesidad" ya que tenía hambre. En el juzgado de lo penal número 28 de Barcelona se celebró ayer el juicio contra el joven, al que el ministerio público acusa de un delito de robo con violencia e intimidación utilizando un objeto metálico cortante, que el acusado asegura no era más que la lengüeta de una lata de bebida.

Por su parte, Mònica Caellas, abogada del acusado, pidió su libre absolución argumentando que los hechos no pueden calificarse de robo, dado que no hay "daño patrimonial" alguno en llevarse un bocadillo que las propias dependientas afirman se habría dado a beneficencia si no se hubiera vendido, y que, aunque lo fuera, su cliente actuó movido por un "estado de necesidad", lo que la doctrina denomina "hurto famélico".

De hecho, en su declaración en el juicio, el acusado reconoció que se abalanzó sobre el mostrador de la panadería para hacerse con un bocadillo porque "tenía hambre".