Con frecuencia oímos hablar de las dolencias que el cannabis ayuda a paliar. Pero lo cierto es que el cannabis es un tema polémico que en los últimos tiempos ha sido el centro de muchísimos debates. No obstante, hay dos realidades indiscutibles: la primera es que es legal en muchos países tanto en Europa como fuera de ella y la segunda es que sus propiedades analgésicas están probadas por la Organización Mundial de la Salud, por la comunidad científica y por la profesión médica. De hecho hay numerosos sitios en Internet que informan sobre productos derivados del cannabis, como el CBD, que tiene la particularidad de, además de ser legal en España, no necesitar de receta médica para ser adquirido.

El cannabis y sus orígenes milenarios

La planta del cannabis es una de las más antiguas que ha domesticado el hombre, hace cerca de 10 000 años. Aunque en el imaginario colectivo su consumo se asocia a sus propiedades psicotrópicas, lo cierto es que tanto la planta como alguno de sus derivados (el cannabidiol –CBD- o el tetrahidrocannabinol –THC-) se emplean cada vez más con fines terapéuticos.

El cannabis en la medicina

En este sentido, su consumo se suele recomendar para controlar las náuseas extremas derivadas de algunas enfermedades o de tratamientos médicos agresivos. También se aconseja su uso para tratar la presión intraocular de los pacientes que sufren de glaucoma. Asimismo, es un remedio indicado para atenuar los síntomas de diversas dolencias como la epilepsia, la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la diabetes, la ansiedad, el estrés o algunos trastornos cardiovasculares. Esto se debe al carácter ansiolítico y analgésico de sus componentes.

Los e-líquidos fumables o cómo dejar de fumar

A parte de por su valor terapéutico, su consumo está cada vez más generalizado. Una de sus presentaciones habituales es como e-líquido. Aunque parezca una contradicción, una substancia que se emplea en los cigarrillos electrónicos nos puede ayudar a dejar de fumar. Como ocurre con el resto de e-líquidos, el aceite CBD se fabrica bajo los más estrictos controles de calidad. El contenido de cada bote puede variar, pero lo más frecuente es que su capacidad sea de 10ml. Obviamente el contenido está diluido para permitir un consumo más seguro.

Cuando vaporeamos aceite de CBD en nuestro cigarrillo electrónico no se produce combustión y, por tanto, no inhalamos algunas de las perjudiciales sustancias que sí están presentes en un cigarrillo tradicional. Por el contrario, sí se mantiene el sabor y el aroma propios de los derivados del cannabis. Estos motivos, la ausencia de la nocividad del cigarrillo y el mantenimiento del sabor, son los que han convertido el aceite de CBD y el cigarrillo electrónico en algo cada vez más demandado por los consumidores españoles.