El acusado de matar a su pareja en abril del pasado año, José I.D.E., admitió ayer su culpabilidad durante la primera sesión del juicio con jurado que está previsto que se celebre a lo largo de toda la semana. El imputado atribuyó el crimen a que su compañera sentimental no aceptó que mantuviera una relación con otra mujer y a su propia incapacidad para hacer frente a los problemas, por lo que en aquel entonces estaba en tratamiento psicológico.

La Fiscalía pide 25 años de cárcel y el pago de 30.000 euros, mientras que el Instituto Canario para la Igualdad y el letrado que representa al hermano de la fallecida eleva esa cantidad a los 180.000 euros. Una vez que el imputado ha aceptado su culpabilidad, el Jurado deberá determinar si se trata de un asesinato con alevosía y ensañamiento como solicitan las partes o de un homicidio. El acusado solo respondió a las preguntas de su abogado y lo hizo para asegurar que desde hacía siete años su relación, más que de pareja, era "de compañeros de piso" y continuaba con ella porque era incapaz de decirle que no. A la otra mujer la había conocido por motivos laborales y llevaban un tiempo saliendo juntos. El día del asesinato estaba dispuesto a terminar con su antigua relación pero la reacción de su compañera fue la de negarse a aceptar los hechos.

José I.D.E. indicó que la mujer comenzó a insultarlo, no lo dejaba salir de la casa que compartía en el camino de La Rúa en La Laguna y lo llevó a un cuarto más apartado para que no les escucharan los vecinos. Solo recuerda que ambos estaban muy agresivos y que la empujó al suelo, donde agarró un objeto contundente con el que le causó la muerte. "Cuando quise contarle lo que ocurría sabía que se lo iba a tomar mal, pero no pensé que llegara al punto que lo hizo. Nunca planifiqué matarla", indicó por último. Luego quemó el cadáver y la casa. Una vez consumado el crimen, optó por evadirse y después de cambiarse de ropa y bañarse marchó a un piso que tenía en Valle Tabares. Los días siguientes estuvo con su nueva pareja y finalmente intentó suicidarse, después de buscar lugares que habían sido significativos en su antigua relación. Finalmente, alquiló un apartamento en El Médano en el que se golpeó la cabeza con una piedra para quitarse la vida. Al no lograrlo decidió que lo mejor era entregarse a la Policía, como hizo. El abogado de los familiares de la mujer asesinada cree que el autor confeso del delito no ha mostrado "ni el mínimo atisbo de arrepentimiento" y la del Instituto Canario de la Igualdad no alberga duda alguna de que se trata de un asesinato de género. El letrado de la defensa lo calificó como "una persona que lleva toda su vida huyendo de los problemas porque es incapaz de enfrentarse a ellos, que miente de forma reiterada y se engaña a sí mismo".

Cinco años de cárcel

El abogado de la defensa asegura que primero la mató y luego se vio imposibilitado para reaccionar de una forma racional y lógica. Indicó que considerar lo ocurrido como un delito de género "es matar moscas a cañonazos" y considera que se trata de un homicidio, no de un asesinato, que en este último caso implica premeditación. Por ello, sostiene que, como máximo, debe ser condenado a cinco años de prisión.