La venezolana Alicia Machado, ganadora del concurso Miss Universo en 1996, se considera una víctima del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que tilda de "hater" (odiador) que ha causado un daño profundo en el país.

Durante un encuentro con la prensa venezolana en Caracas, tras nueve años sin pisar su país, la exreina de la belleza y acérrima detractora de la revolución bolivariana, rememoró parte de su polémica relación con el magnate, que presidió el certamen de Miss Universo cuando ella obtuvo el título.

Trump "es un odiador, sin duda", dijo en un aparte Machado, de 42 años, quien teme una posible reelección de Trump porque, a su juicio, en tal caso el futuro en Estados Unidos, de donde también es ciudadana, sería "delicado" para inmigrantes y locales.

"Veo las cosas muy complicadas a un nivel muy profundo de la política y de la sociedad americana porque el daño que se ha ocasionado en los últimos años del mandato de este señor ha sido muy profundo, y no solamente lo estamos sufriendo los latinos como inmigrantes, lo está sufriendo el mismo pueblo" estadounidense, afirmó.

La empresaria, que ha sido modelo, actriz, cantante, presentadora de televisión y activista de varias causas, denuncia que fue una víctima de Trump, a quien acusa de haberla obligado a hacer ejercicios en público por haber engordado durante su reinado.

"Sí, si lo fui (una víctima). Ya no lo soy. Lo fui porque en ese entonces yo tenía 18 años y no me podía defender, ahora ya no es así, ya es algo que está superado para mí y que me ha convertido en una activista", aseguró.

El episodio en cuestión fue usado como un dardo en la campaña para las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 por la demócrata Hillary Clinton, que al recordarlo acusó a su oponente de misoginia por supuestamente haber proferido insultos racistas y sexistas contra la modelo venezolana.

Sobre su relación con la exsecretaria de Estado Clinton, Machado indicó que ha tenido "algunas conversaciones posteriores" con ella, de las que no quiso dar detalles, y reiteró su apoyo al Partido Demócrata que, señaló, le ha brindado muchas oportunidades en los últimos dos años.

Aunque Trump la ha calificado como la "peor" Miss Universo de la historia, ella se considera la "más reconocida" y es tajante al afirmar que no tiene nada que hablar con Trump.

"Lo que mucha gente no sabe es que yo he recibido dos invitaciones en este mandato, en este Gobierno, por parte de la Casa Blanca, dos reuniones que no se han dado y que a lo mejor algún día se den", agregó, sin dar más detalles.

La antigua Miss, que se define como una feminista empírica, defiende los concursos de belleza, pues, argumentó, "siguen siendo una plataforma maravillosa no solo para demostrar que eres bonita, sino para mostrar que tu belleza está por dentro y que eres capaz, como profesional y como mujer, de hacer muchas cosas".

Al ser preguntada por la participación de la española Ángela Ponce en el certamen de Miss Universo de este año, opinó que el hecho de que sea una transexual es un "gran logro para (esta comunidad) a nivel de aceptación social".

Puntualizó que esta opinión la hace como activista y no como antigua reina de belleza, pues cree que hasta hace pocos años ella misma hubiera estado en contra de la inclusión de mujeres transgénero en competencias de belleza femenina.