Esto comienza a sonar a coña marinera, a chiste fullero de ópera bufa, a chuleo indignante digno de teatro barato. Otra vez se ha vuelto a retrasar la firma del convenio de carreteras entre el Estado y Canarias. Lo ha anunciado el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Según él, que el convenio está listo, pero que se retrasará la firma. Así sin más. Si está listo, ¿cuál es el problema en firmar, que se transfieran los recursos y comenzar las obras?

Se trata probablemente del convenio más importante que ahora mismo tiene Canarias sobre la mesa. De él dependen obras importantísimas para el desarrollo de las islas, sin contar con el empleo que generarán estas inversiones. ¿No será que nos lo querrán poner a la firma el día 6 de enero, empaquetado con un lazo de colores como regalo de reyes?

Decía ayer la Portavoz del Gobierno Canario, Rosa Dávila, que han pasado de estar preocupados a indignados con este asunto. No. Entiendo que no quieran usar otras palabras más duras. Entiendo el respeto institucional. La palabra la digo yo: están y estamos encochinados con esta opereta ridícula con tintes de culebrón venezolano. No quiero pensar que haya maniobras oscuras detrás de estos retrasos, pero comienza a oler a cloaca. Voy a intentar oler a colonia Nenuco, y pensar que tendremos un excelente regalo de Papa Noel o Reyes en forma de carreteras.