Indignación, tomadura de pelo, estafa, fraude? el anuncio de que la firma del convenio de carreteras vuelve a retrasarse otra vez, en esta ocasión sin fecha, ha provocado una reacción de cabreo generalizado con el Gobierno de Sánchez, al que los portavoces de las administraciones canarias acusan de estar burlándose de los isleños. Sinceramente, no creo que haya ningún interés del ministro Ábalos o del Gobierno del PSOE de vacilar a los ciudadanos de las Islas. El nuevo retraso, como bien ha explicado el secretario general del PSOE canario, Ángel Víctor Torres, se debe exclusivamente a lo que él ha calificado como ''razones administrativas'' (o incapacidad técnica para terminarlo de una vez, en términos coloquiales). "No es fácil poder cerrar un convenio de esta envergadura" ha asegurado Torres, que también ha recordado que se trata de un convenio de más de dos mil millones de euros, y que el Gobierno de Sánchez está dándose toda la prisa que puede para llevarlo al Consejo de Ministros del día 21.

Lo que ocurre es que ya en tres ocasiones, Ábalos ha dicho al Gobierno que se firmaría, y en tres fechas distintas. Y además, lo que va a ocurrir el día 21 no es la firma del convenio, es la aprobación por parte del Consejo de Ministros del montante de la operación y del documento que ha de ser firmado por las autoridades canarias y las nacionales. Un convenio no es un decreto, es un acuerdo entre dos administraciones. El de carreteras no entrará en vigor hasta que lo rubrique el Gobierno de Canarias, y si se aprueba el día 21 de diciembre por Sánchez, la verdad es que va a resultar muy difícil que pueda firmarse -y comenzar a tener efecto económico- antes de que acabe el año. Además, incluso si así fuera, llegaría con un año de retraso: el convenio estaba ya visto para sentencia cuando Sánchez forzó la caída de Rajoy con la censura, y lleva un año entero siendo revisado por la nueva administración. Más que de maltrato a los canarios, como gustan decir los nacionalistas, podría hablarse mejor de incompetencia pura y dura de la nueva Administración estatal, a la hora de cumplir con los plazos a la que ella misma se compromete.

Ábalos no va a ser recordado como un ministro caracterizado por su tacto en las relaciones con Canarias: empezó liándola con el descuento del 75 por ciento por la residencia, asegurando que era imposible aplicarlo en 2018, para hacerlo luego en un pispas, cuando las cosas empezaron a caldearse por aquí, vino a las Islas pero pasó muy sectariamente de reunirse con el Gobierno de Canarias, y ha seguido mareando con las fechas del convenio, hasta colocarlo en la imposibilidad de ser suscrito por las dos partes antes de que concluya este ejercicio.

Clavijo ha recordado que fue el propio Ábalos quien anunció la firma para la semana del 17 al 21 de diciembre (ya saben, Ángel Víctor Torres, propuso firmar en un acto simbólico en La Aldea) y que al cabreo y la desconfianza general por este nuevo retraso se suma el convenio de obras hidráulicas, el plan sobre la pobreza o la subasta de energía eólica, aún pendientes de materializar. Demasiados asuntos incorporados en la negociación con el PP sobre los presupuestos de 2018, que no se han cumplido y no se sabe cuándo se van a cumplir, mientras la administración de Sánchez permanece con la boca cerrada, sin dar ninguna explicación.