El Ayuntamiento de Garachico otorgó ayer su máxima distinción, la medalla de oro del municipio, a la tradición de los llamados Fuegos de La Caleta, que cada 29 de noviembre, al menos desde 1951, iluminan la playa caletera en honor de San Andrés. El alcalde garachiquense, José Heriberto González (CC), propuso esta distinción, aprobada por unanimidad en el pleno, "como reconocimiento a todos los que han contribuido al engrandecimiento de esta fiesta y a su proyección en el exterior".

González destaca que esta medalla de oro es "la primera que otorgará el ayuntamiento en toda su historia a un evento organizado en uno de sus barrios".

David Castillo es el presidente de la comisión de fiestas encargada de la celebración de 2018 y subraya que esta medalla de oro será "un homenaje perpetuo" y "un gran honor para los caleteros".

La Caleta de Interián es un barrio que pertenece a dos municipios, Garachico y Los Silos, pero el 29 de noviembre olvida las fronteras locales y celebra al unísono este peculiar homenaje a su patrón.

"Durante todo el año, los vecinos colaboran con El Mayordomo, una aportación voluntaria para financiar las fiestas y los fuegos. Si alguien tiene una promesa, puede encargar una rueda de fuego, que son las primeras que se encienden en la noche del 29 de noviembre", explica Castillo.

"Sabemos que la fiesta comenzó al menos en 1887, pero hasta 1951 no hay constancia por escrito de la tradición de los fuegos. Primero empezaron a tirarse desde la plaza y luego desde un bote, en la playa. En la actualidad, el santo, junto a la Virgen del Rosario, recibe desde la playa una ofrenda que incluye fuegos acuáticos, terrestres y aéreos", detalla Castillo. A su juicio, "la elección de la pirotecnia es la odisea de cada año, pues de su trabajo depende que luzca el esfuerzo de los vecinos con sus aportaciones".

Estos fuegos son uno de los principales acontecimientos del año en La Caleta, y reúnen a miles de personas en la costa. La jornada concluye, pasadas las cuatro de la mañana, con una gran cacharrada.