Ayer nos dejó para siempre uno de los grandes. Más allá de ideologías políticas, intereses de todo tipo, están las personas. Luis Mardones, era sobre todo una buena persona. Le conocí siendo un pibe que comenzaba en la profesión y de hecho tuve la suerte de hacerle una de sus últimas entrevistas después de 26 años en el Congreso, como Diputado y tantas otras cosas.

Me explicó hace muchos años lo que significaban las relaciones Canarias-Estado. La importancia de mantener una posición firme para pedir lo nuestro, con elegancia, pero con contundencia y no a cualquier precio. Me contó que no valía poner la mano para recoger las migajas, sino ponerla firme y a estrecharla para cerrar acuerdos. Una noche hace muchos años ya, acabamos tomando algo después de una noche electoral en la que volvió a resultar elegido Diputado. Apenas nos conocíamos. Periodista y político.

Esa noche conocí a la persona, no al político. Entendí un trabajo encomiable por defender los intereses de esta tierra sin esperar nada a cambio. Don Luis, como le llamaba yo, era funcionario de carrera y ganaba más en su puesto. Pero era feliz defendiendo nuestras cosas en Madrid. Esa noche, y me costó hacerlo, invite yo a la cerveza. Y nos fuimos serenos. La próxima ronda, allá donde esté, le espero, la paga usted Don Luis. Por Canarias.