No son los únicos profesionales que permanecen en alerta trabajando en unos días muy propicios para pasarlos con familiares y amigos, pero el ejercicio de la medicina y la enfermería, y en general de todos los trabajos relacionados con la salud, no entiende de días y horarios, y la asistencia hay que prestarla los 365 días del año.

Muy en la memoria quedan grabadas las guardias al iniciar la especialidad de Cirugía en el Hospital General y Clínico del Cabildo de Tenerife, como residente, con apenas experiencia y sin embargo en primera línea y llamada ante una urgencia, una responsabilidad desproporcionada, con lo que el estrés se multiplicaba, lo que unido a que apenas se podía descansar (el residente de primer año atendía en primera llamada todas las especialidades quirúrgicas), y tras 24 horas en alerta permanente, al día siguiente seguíamos trabajando hasta el mediodía, con lo que se podía empatar con la siguiente guardia cuando éramos pocos, haciendo dos y hasta tres guardias a la semana. Pero, además, hubo alguna época que el "jefe" visitaba los enfermos en la mañana de los domingos y festivos, y había que "acompañarlo", antes de ir a la playa o de excursión o con la familia para disfrutar del conveniente descanso.

Aquel ritmo de vida y trabajo solo podía entenderse por la fuerza de la juventud y las ansias de formación, con lo que no resultaba raro amanecer en quirófano sin sentir ni tu cuerpo ni cansancio. Afortunadamente el ambiente era muy alegre y familiar, procurábamos comer juntos los médicos de guardia, con lo que la convivencia era tan próxima y la amistad tan sana que todavía permanece, recordando de ella las anécdotas positivas sin obviar los difíciles momentos y la baja remuneración, con lo que muchos médicos multiplicábamos nuestro trabajo en Servicios de Urgencias y Casas de Socorro.

En 1972 un médico residente de primer año cobraba 9.000 pesetas al mes, incluyendo las guardias de 24 horas que hicieran falta. Al año siguiente fui elegido representante de los médicos residentes para "negociar" con la Administración del Cabildo el cobro de las guardias aparte, aceptándose al principio abonar algunas, y más tarde todas, gracias al presidente del Cabildo, Rafael Clavijo, y su representante en el Hospital, José Sabaté.

El reparto de guardias en días tan señalados como Nochebuena, Fin de año o Reyes, Carnavales o Semana Santa no resultaba fácil, y paradójicamente, siendo días de mucho trabajo, le "caían" con mayor frecuencia a los más jóvenes y menos expertos. A partir de 1976 trabajé en el Hospital de la Candelaria, y como me gustaba la Cirugía de Urgencias, pues la verdad que era feliz en las guardias, con mucho compañerismo, hasta que los imperativos de la edad y la "presión" de los jóvenes aconsejaron un tope en la edad, que, aunque lógico, en general los médicos dejan las guardias con nostalgia, porque ese ambiente ya nunca volverá.

Una reciente publicación de la Editorial Univadis recoge un interesante trabajo norteamericano que estudió si en Navidad y Año Nuevo aumenta la mortalidad por causas naturales, para lo que se revisaron los certificados oficiales de defunción de Estados Unidos durante 15 años, entre 1979-2004, en diversos entornos hospitalarios, con la finalidad de determinar las tasas de mortalidad diarias en esas fiestas, concluyendo su aumento por causas naturales, tanto antes de llegar al hospital como en urgencias, produciéndose más muertes que cualquier otro día, observándose picos en cada uno de los principales grupos de enfermedades (circulatorias, cáncer, respiratorias, endocrino-metabólicas y digestivas), detectándose un exceso de muertes por causas naturales, con lo que Nochebuena y Año Nuevo parecen ser factores de riesgo para la muerte natural.

Con lo que, si estar de guardia puede resultar duro en muchos casos, más lo es en estas fechas, no solo porque se resta tiempo a compartir con familiares y amigos, sino que, por otro lado, los enfermos están más días sin ser vistos por sus médicos, y surgen descompensaciones de las patologías crónicas (cardíacas, respiratorias, neurológicas), surgiendo más epidemias de gripe y toxiinfecciones alimentarias que atender. Cierto, pues, que las guardias por Navidad son más difíciles de llevar, pero también que en estos días tan especiales muchos enfermos necesitan como nunca a los buenos profesionales de la Salud. ¡Brindemos por ellos!

* Médico cirujano, miembro de la dirección PSOE Canarias y coordinador federal de Sanidad del PSOE