¡Qué mayor placer que empezar el año hablando de cultura! Y he dicho bien al poner en el título ''cultura'', no ''cultural'', pues he querido personificar en entidades concretas ese movimiento que pretende hacer a los seres humanos más conocedores de la realidad en que viven. Porque la cultura no es como la lluvia, que nos cae del cielo. Muy al contrario, hay que elaborarla, planificarla, saber a quién dirigirla -pues no todo el mundo tiene los mismos conocimientos-, y luego difundirla. Sobre todo esto último pues requiere la existencia de buenos comunicadores, personas capaces de ponerse a la altura de los que quieren iniciarse en el saber humano, sin menospreciar sus carencias, teniendo siempre presente que una de las mayores satisfacciones que se pueden tener es la de enseñar al que no sabe.

El año que acaba de terminar, ese malhadado 2018 que tantos problemas ha ocasionado a la doliente humanidad -a nivel español: cambio de gobierno sin elecciones; inmigración; separatismo catalán; huelgas y manifestaciones públicas innumerables; etc. A nivel mundial: ''reinado'' de Donald Trump; problemas fronterizos en varios países; brexit; sequías y hambre; aumento de la temperatura del mar; catástrofes de todo tipo con innumerables pérdidas humanas?-, ha sido para nuestra isla una bendición en el aspecto de la cultura. En EL DÍA, así como en los demás rotativos, pueden leerse diariamente varias páginas relacionadas con el asunto que comento, dándose la circunstancia de que a veces resulta difícil elegir dónde pasar las tardes. Varias entidades relacionadas con ese aspecto tan importante en nuestra vida parecen haber despertado de esa especie de sopor que las ha mantenido durante largos años aletargadas, como si no existiesen.

Es el Real Casino de Tenerife el que, quizá, ha sabido mantener el ritmo de años anteriores, incluso superándolo, pues resulta raro el mes que no se celebren en sus espléndidos salones una docena de actos. Y estos de varios tipos: musicales, literarios, pictóricos? Afortunadamente, la gran labor que ha desarrollado durante toda su existencia ha acercado a todos los estamentos sociales, que ya ven superados aquellos trasnochados conceptos de que se trataba de una sociedad de ''ricos'' y solo para ricos. Produce gran satisfacción comprobar, como dice un buen amigo, la integración social que se ha producido.

¿Y qué decir de la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife? Sí, sí, existe, no es un invento de mi mente? Como la bella durmiente, no estaba muerta; aunque lo pareciera. Llena de un vigor inefable que debe de haberle proporcionado el largo periodo de somnolencia, de pronto ha irrumpido en el campo cultural de la isla y ha recuperado los objetivos que guiaron a la tertulia de Nava y, posteriormente, a la junta presidida por el quinto marqués de Villanueva del Prado. Casi semanalmente, a lo largo de 2018 han sido constantes las conferencias sobre la situación del archipiélago, dictadas siempre por profesionales de auténtica valía que con sus intervenciones en tan destacado foro han visto prestigiado su currículo.

Como habitual asistente al TEA (Tenerife Espacio de las Artes) no puedo dejar de mencionar la ingente labor que está llevando a cabo ese organismo del Cabildo Insular de Tenerife. La asistencia de estudiantes a su biblioteca es incontable durante todo el día, así como las innumerables exposiciones, conferencias de todo tipo, exhibiciones cinematográficas y presentaciones que jalonan la vida del bello edificio. Menciono especialmente las sesiones de cine, que me hacen recordar las salas de ensayo que estuvieron tan de moda tras la implantación de la democracia.

Y no podía faltar en esta breve reseña la Fundación CajaCanarias, que anualmente nos asombra con exposiciones que antes uno solo podía contemplar en las grandes ciudades, sin olvidar los ciclos de conferencias que mantiene en su calendario y las sesiones cinematográficas de los viernes.

Continuaré en un próximo artículo.