El área de Servicios Públicos ha encargado, por 3.000 euros, la contratación de la asistencia técnica que se encargará de evaluar los daños estructurales que presenta el muellito que da acceso a la playa del Roque de Las Bodegas, instalación que fue precintada el pasado mes de agosto tras detectarse graves desperfectos en sus pilares.

El concejal del área, Dámaso Arteaga, avanza que la empresa adjudicataria tendrá un mes de plazo para presentar el trabajo que realice sobre el estado de deterioro que presenta la infraestructura, un documento que servirá de base para realizar el proyecto de rehabilitación que acometerá el ayuntamiento a lo largo de 2019.

El edil confía en que ambos documentos estén finalizados a lo largo del mes de enero para, a continuación, iniciar el procedimiento de adjudicación de las obras de mejora. "Hay que estudiar bien cuáles son las soluciones y las alternativas de mejora de ese punto", valora Arteaga.

Cabe recordar que fueron los agentes de la Unidad del Medio Natural (UMEN) del Ayuntamiento de Santa Cruz los que, en agosto pasado, precintaron el acceso al pequeño muelle de la playa del Roque de Las Bodegas, entre Taganana y Almáciga, al detectar graves daños en la estructura, con un potencial "riesgo de colapso" de la instalación.

Los daños en varios de los pilares de hormigón y hierro del acceso al muellito de la playa del Roque de Las Bodegas fueron detectados por los agentes en una inspección rutinaria, según confirmó en ese momento el edil de Medio Ambiente, Carlos Correa.

Los vecinos de la zona, sin embargo, indicaron que habían advertido de la situación desde hacía tiempo tanto al Cabildo de Tenerife como al Consistorio de la capital.

Curiosamente, la actuación en el Roque de Las Bodegas se produjo apenas un día después de que colapsara el puente Morandi, en Génova (Italia), incidente en el que perdieron la vida más de 40 personas.

Los accesos al muellito estuvieron precintados durante varios días, una circunstancia que no impidió a turistas y vecinos saltarse las balizas y seguir usando la infraestructura. De hecho, según argumentan ahora varios residentes en la zona, las vallas fueron apartadas desde hace un tiempo, por lo que el acceso vuelve a ser libre "y como si nada hubiera pasado".