Que la actualidad pasa por la constitución del nuevo Gobierno de Andalucía y las repercusiones que tenga en futuras elecciones no es ninguna novedad, puesto que resulta más que evidente que las elecciones andaluzas del 2 de diciembre marcan un antes y un después en la situación política española, todo un acontecimiento no previsto en encuestas previas que tendrá repercusión en el escenario político local, autonómico, nacional y europeo.

La pérdida de cerca de 700.00 votos de la izquierda, unida al aumento de abstención y votos nulos, al contrario que la derecha, que ha incrementado su participación en la urnas, irrumpiendo con unos 400.000 votos nuevos desde la extrema derecha, que ha pasado de 0 a 12 diputados autonómicos, lo que ha posibilitado que por primera vez en nuestra joven democracia un partido ultraderechista decida el pacto que gobierne una comunidad autónoma, el tripartito PP-Ciudadanos-Vox, condicionando la extrema derecha las decisiones que se adopten en el futuro en las medidas gubernamentales y parlamentarias, lo que augura un Gobierno y legislatura muy inestable, donde los más perjudicados van a ser los ciudadanos, que asisten atónitos a un programa político de Vox sustentado en el franquismo, con propuestas anticonstitucionales, como lo es acabar con las autonomías, centralizar en Madrid la educación, sanidad y el "orden público", y cargándose leyes sociales, como la lucha contra la violencia de género y muchos derechos cuya conquista ha supuesto tanto esfuerzo, o la expulsión de Andalucía de un plumazo de más de 50.000 inmigrantes.

La consecuencia más inmediata es el desalojo del PSOE, tras 36 años, del Gobierno de Andalucía, y si pudieran, del Consejo de Ministros, por lo que los socialistas tenemos que interpretar con acierto de futuro las señales que han enviado los electores, cuál ha sido la influencia de la gestión del Gobierno de la Junta de Andalucía en la decisión del voto, la repercusión del debate nacional en cuestiones de tan difícil solución como la inmigración y el inconstitucional empeño de independencia por parte de Cataluña, o aspectos tan controvertidos y aireados con insistencia por la prensa diaria interesada como los ERE. Lo cierto es que ya existen dos documentos de programa del nuevo Gobierno, uno firmado entre PP y Cs, y otro entre PP y Vox, lo que previsiblemente en unos días dará la Presidencia del Gobierno al PP, la vicepresidencia a Cs, y en el Parlamento al PSOE la responsabilidad de liderar la oposición, desde la que, con un perfil de izquierda progresista e integradora y sintonía interna, recuperar los votantes que en estas elecciones hayan optado por otros partidos, quedarse en casa, el voto nulo o en blanco, con lo que las acciones y propuestas del PSOE deben tender a la mejora en la calidad de vida de todos los ciudadanos, y especialmente de los más débiles.

No deben distraernos lo cantos de sirena del pacto PP-Vox, cuando anuncian planes de mejora en Educación recurriendo a centros concertados, o de la Sanidad Pública, con reducción drástica de las listas de espera, el fin de los colapsos en los servicios de Urgencia, la mejora de la Atención Primaria y el reforzamiento de las unidades de cuidados paliativos y del dolor, con aumento de la financiación para el servicio de atención temprana, cuando a su vez anuncian que lo harán potenciando los contratos con el sector privado, o habilitar gradualmente la libre elección de especialistas por los pacientes, cuando de hecho esa medida existe desde hace mucho tiempo. La eliminación que proponen de la obligación de exclusividad para los profesionales sanitarios es una falacia, porque dicha exclusividad obligatoria no existe, es libre, tratándose de un claro guiño de priorización de la iniciativa privada sobre la pública, o facilitar el uso de tarjeta sanitaria única en todas las comunidades, otra falacia, puesto que es una competencia coordinada por el Ministerio de Sanidad, como también lo es el mensaje peligroso de luchar contra el "turismo sanitario". Por lo pronto los médicos andaluces anuncian que se niegan a colaborar con la identificación de inmigrantes ilegales para su posterior expulsión, como propone Vox, pues su labor es la cuidar enfermos.

*Doctor en Medicina y Cirugía, miembro de la Dirección de PSOE Canarias y coordinador federal de Sanidad del PSOE

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