El PSOE canario ha sido incapaz de replicar a la cuenta de la vieja presentada por Fernando Clavijo. Estima el Gobierno de aquí que los Presupuestos deberían incluir la cifra mágica de 5.000 millones de euros como consecuencia del nuevo REF y el Estatuto reformado. La cifra es llamativa, pero no responde a lo que se dice: en realidad, de esos 5.000 kilos (4.962, para ser exactos), las nueve décimas partes (alrededor de 4.500 millones) ya estaban llegando a Canarias como resultado de otras vías de financiación, transferencias corrientes, convenios y demás mecanismos. Son unos 500 millones más lo que debería llegar para poder cumplir con lo que costaría aplicar los nuevos preceptos del REF y el Estatuto.

Para ser sinceros, uno da ya por descontado que Sánchez se va a pasar por el arco de triunfo esos 500 millones. No lo sabremos con certeza hasta hoy lunes, porque el secretismo en torno a los datos del Presupuestos 2019 es de tal magnitud, que ni los socialistas canarios tienen la más mínima idea de por dónde van, más allá de esa penosa declaración de Ángel Víctor Torres que asegura que al subir el salario mínimo y las pensiones se beneficia a los ciudadanos de Canarias. Cierto es, y faltaría más, aunque conviene recordar que el dinero de la subida del salario mínimo no sale de los Presupuestos, sale de las empresas. Es una cuestión de justicia distributiva, pero no supone el más mínimo esfuerzo presupuestario. Sí lo supone la subida de las pensiones más bajas, muy importante para los pensionistas canarios, pero ese dinero -que ha explicado Ángel Víctor Torres llegará inmediatamente a las islas- no puede ni siquiera remotamente compararse con los millones con los que Sánchez gratificará -además de con el salario mínimo y las subidas de pensiones correspondientes a los ciudadanos catalanes- las arcas de la Generalitat. El PSOE canario puede decir misa en latín, pero es evidente que Sánchez quiere comprar el voto de Esquerra y del PDCat en el Congreso, para evitar unas elecciones que significarían su salida de Moncloa. Y para eso está dispuesto a aumentar un 18 por ciento -una lluvia de millones- las inversiones en Cataluña. Y probablemente acabemos viendo también alguna otra concesión, algún gesto abochornante con los secesionistas, indigno de un partido como el PSOE.

A algunos en Canarias les molesta el desplante que supone que Sánchez haya decidido cancelar a última hora su asistencia al acto sobre el Estatuto canario que se celebrará el día 17. Tampoco es que sea una gran sorpresa, es obvio que a Sánchez no parece interesarle demasiado quedar bien con quien hoy representa a las islas: no mandó ni a un ministro a la cumbre de regiones ultraperiféricas y por dos veces se ha negado a encontrar un hueco para recibir a Clavijo cuando ha acudido a Lanzarote. Ni una llamadita de teléfono se marcó el tío. Pero eso es lo de menos. Lo que cuenta es el dinero. Y en materia de dinero Sánchez transita la senda de errores que el PSOE cometió a principios de los 90, y que provocaron la unión en las islas de los restos insularistas y suaristas de UCD con los excomunistas, en un nacionalismo instrumental -el de Coalición Canaria- que sacó a los socialistas del poder isleño y los convirtió en su comparsa. Los tiempos son muy diferentes, sin duda, pero si algo nos enseña la Historia es que comportamientos similares dan lugar a resultados parecidos.