El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó hoy la represión de las protestas sociales de esta semana en Zimbabue (con al menos ocho muertos y decenas de heridos), y pidió al Gobierno de ese país que detenga el excesivo uso de la fuerza contra manifestantes.

"Estamos profundamente preocupados por la crisis socioeconómica que se está desarrollando en Zimbabue y la represión de las protestas a gran escala en el país, surgidas tras la decisión gubernamental de aumentar los precios de los combustibles", destacó la portavoz Ravina Shamdasani en rueda de prensa en Ginebra.

"Pedimos al Gobierno que busque formas de dialogar con la población sobre sus quejas legítimas y detener la represión a los manifestantes", añadió, citando además informes en los que se señala que en algunos actos de protesta se incendiaron varios edificios o hubo saqueos.

La agencia de la ONU subrayó que se han denunciado casos de intimidación generalizada por parte de las fuerzas de seguridad, incluyendo registros casa por casa, ataques físicos y más de 600 detenidos "entre ellos líderes de la oposición y prominentes activistas".

Las protestas comenzaron el pasado lunes, después de que el Congreso de Sindicatos de Zimbabue (ZCTU) convocase una huelga ante la subida del precio del combustible -que se ha duplicado- y el empeoramiento de la situación económica del país.

Amnistía Internacional denunció la muerte de al menos ocho personas tras la represión a los manifestantes, y el jueves la ONG Médicos de Zimbabue señaló que ha habido al menos 172 heridos, 68 de ellas por armas de fuego.

El descontento social surge cuando el presidente zimbabuense, Emmerson Mnangagwa, realiza una gira por Europa y Asia Central que acabará en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) la semana que viene.

Su principal objetivo es atraer inversión extranjera que alivie la dura situación económica de su país, aislado durante los casi 40 años de Gobierno del anterior presidente, Robert Mugabe.