Aunque hace años que vive en el exilio, él tiene información de primera mano sobre lo que está ocurriendo en Venezuela. "Las próximas horas van a resultar decisivas, pero yo no voy adelantarme a los acontecimientos", vaticina Miguel Henrique Otero (1947), presidente y director del periódico El Nacional. "El chavismo no va a desaparecer, pero Maduro está contra las cuerdas", incide un matemático formado en la Universidad Central de Venezuela que amplió sus conocimientos económicos en el Churchill College, en las aulas de Cambridge y en la Sorbonne.

"Maduro tiene más vidas que un gato, no permitan que se levante", añade en relación a las jornadas claves que está viviendo su país. "Si Guaidó no se gana la confianza de la cúpula militar está perdido, pero hay razones para el optimismo", asegura el que fuera presidente del Grupo de Diarios de América, directivo de la Sociedad Iberoamericana de Prensa y miembro de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias.

¿Cuál es su opinión sobre lo que está pasando en las últimas horas en Venezuela?

Eso está muy complicado para Maduro, creo yo. Por primera vez hay un líder de la oposición que cuenta con el apoyo masivo de la oposición. Eso nunca pasó. Guaidó ha conseguido alterar algo que hasta la fecha no posibilitó que se dieran situaciones como esta: él logró que la oposición esté unida en contra de Maduro. Él está ejerciendo como presidente en funciones por orden de la Asamblea Nacional y el Gobierno no puede hacer nada: podrían llevárselo preso o destituirlo, pero su soberanía seguiría siendo legítima.

Una vez consiguió unir a la oposición y la UE le dio su respaldo, el siguiente paso debe ser tener al Ejército a su claro, ¿no?

Él está constantemente enviando mensajes públicos que van en esa línea. Guaidó está esperando que las Fuerzas Armadas ratifiquen su poder sobre el de Maduro. Eso es algo que puede ocurrir en cualquier momento porque se están dando los pasos para llegar a esa solución. Si Guaidó no se gana la confianza de la cúpula militar está perdido. En cuanto eso ocurra, Maduro solo tendrá dos posibilidades: o lo meten preso, o tiene que huir del país.

Hace un año, más o menos, usted declaraba en una entrevista concedida a EL DÍA que para derrotar a Maduro la oposición debía estar unida, ¿esa integridad es la que va a hacer que esta operación salga adelante?

Es un elemento importante, pero no definitivo... La oposición está unida y las protestas se están concentrando en torno a los sectores más populares. Hasta hace poco, los disturbios en Venezuela los provocaban personas de los sectores medios. Ahora, en cambio, son los que estaban con Chávez y Maduro los que han tomado las calles. En el pasado todo ocurría al Este de Caracas, mientras que ahora las críticas proceden del Oeste. Eso ha descolocado a Maduro. Están matando a los suyos a mansalva y eso tiene un precio.

¿Tiene la sensación de que el "heredero" de Chávez se va a rendir por las buenas?

Él no se va a rendir, a él habrá que sacarlo... Maduro tiene más vidas que un gato, no permitan que se levante. Si las Fuerzas Armadas no reaccionan en su contra y se ponen del lado de Guaidó, las posibilidades de que se enquiste en el sillón presidencial por muchos años son altas. Él tiene las armas y los mecanismos de represión para salir airoso del peor momento que ha vivido desde que está al frente de Venezuela.

Volvemos al contenido de una pregunta anterior: ¿Guaidó debe convencer a los militares?

Lo está tratando de hacer desde hace días...

¿El hecho de que haya un sector de la comunidad internacional, entre ellos el Parlamento Europeo, que apueste decididamente por una salida del conflicto a través de un proceso electoral es una garantía?

No todos los países importantes que están cerca de Venezuela le han dado su apoyo a Maduro. La posición de la Unión Europea es firme y el presidente Sánchez también le ha mandado un mensaje en esa dirección: hay un problema de base que tiene que ver con los procesos electorales que se celebran en Venezuela. Maduro, por ejemplo, no aceptó los resultados que lo perjudicaban. A día de hoy, las reglas del juego no han cambiado. Ir a un proceso electoral en estas condiciones no es sano para la regeneración democrática que propone Guaidó.

¿Su confianza en una cita con las urnas "limpia" no parece ser demasiado alta?

No lo es. Desgraciadamente, yo he vivido otros procesos similares en mi país -Miguel Henrique Otero fue elegido diputado independiente en el Congreso Nacional- y sé los controles a los que está sometida la junta electoral, las irregularidades que se dan en los precintos de las urnas y los problemas que existen para cuantificar los votos de los casi cuatro millones de venezolanos que se han tenido que ir a otros países. Unas elecciones bajo el control de los chavistas no son una garantía de transparencia. Para que exista una "limpieza" democrática habría que transformar todo el tinglado electoral, y eso es algo que no se puede hacer de la noche a la mañana. Hace falta tiempo y un periodo de paz para airear todas las estructuras viciadas.

Pero si el mundo posiciona una lupa sobre Venezuela para fiscalizar esas votaciones, ¿las opciones de encontrar una solución más legal aumentarían?

Para que eso ocurra sería necesario un ejército de observadores internacionales; gente sin contaminar que vigilara atentamente este proceso desde sus raíces. Todo el mundo tiene claro lo que Maduro es capaz de hacer para perpetuarse en el poder.

¿Lo que está pasando estos días en su país es el final del ciclo que abrió Chávez y continuó Maduro, o las posibilidades de que aparezca un nuevo líder chavista es otra alternativa?

El chavismo no va a desaparecer, Maduro sí... Lo que estamos viendo es el final de un régimen, no del chavismo. Si ellos quieren volver, que ganen unas elecciones con limpieza. No creo que valga la pena ilegalizar su partido. Lo que sí hay que hacer es castigar a todos los que hayan cometidos delitos. A los delincuentes hay que llevarlos ante un tribunal internacional para que expliquen sus abusos. Todo eso está debidamente documentado y deben ser los jueces los que tomen las decisiones.

¿Cómo "respira" estos días la redacción de El Nacional?

Usted sabe que nosotros no estamos sacando el periódico impreso -el régimen mantiene bloqueadas las entregas de las bobinas de papel- y que nuestra fuerza está en la edición digital. Ahí volcamos todos nuestros esfuerzos para mantener a los venezolanos, a los que están allí y a los que nos hemos tenido que ir, informados...

¿Qué sensaciones le transmiten sus redactores?

Todos me transmiten sus esperanzas y, sobre todo, su fe en que esto va a cambiar pronto... Maduro está acorralado y alrededor de Juan Guaidó están reunidos los sueños de millones de venezolanos. Nos adentramos en unas horas cruciales para la regeneración política del país.

Usted incide en el hecho de que Maduro está "acorralado", pero antes también dejó claro que no hay que dejar que se levante. ¿Estamos ante el último capítulo de su periodo gubernamental?

Eso espero, pero si no lo rematan, él siempre se levanta. Cuando digo que lo rematen me refiero al hecho de que tiene que ser desalojado de los órganos de poder y ser puesto a disposición de la justicia. El peligro de esta crisis es no aclarar el futuro; si Maduro sigue arriba, los jóvenes y las mujeres van a ingresar en las cárceles, habrá torturas y asesinatos en las calles que ellos tratarán de justificar.