CCOO ha denunciado este jueves que siete de cada diez camareras de piso se ven obligadas a consumir fármacos de manera habitual para combatir los dolores, principalmente musculares, que sufren en el ejercicio de su trabajo.

Según el dossier presentado hoy, CCOO ha denunciado que las 140.000 camareras de piso que trabajan actualmente en España tienen que hacer camas cada vez más grandes, limpiar una media diaria de 20-25 habitaciones o desplazar sobre moqueta carros muy pesados y, todo ello, sin apenas descansos.

Estas situaciones les generan problemas físicos musculoesqueléticos (hernias, lumbálgias, ciáticas, túnel carpiano, tendinitis), de tensión, en vías respiratorias por la exposición a productos de limpieza y un envejecimiento acelerado.

También sufren problemas psíquicos, como insomnio, estrés y ansiedad, miedos a sanciones o despidos, agotamiento psicológico y depresión.

Así, el 95,9 % de ellas refiere sufrir ansiedad, también problemas de concentración (74 % de ellas), falta de energía (82 %), dolor en al menos 4 zonas del cuerpo (70 %), síntomas depresivos (40 %) y menos de 8 horas diarias de sueño (73,2 %).

Ello les lleva a un elevado consumo de fármacos y psicofármacos, según explica CCOO, que ha celebrado este jueves una jornada sobre el consumo de fármacos entre este colectivo, en la que se ha presentado la campaña “Tus derechos, la mejor medicina”.

Entre los fármacos más consumidos destacan los relajantes musculares, analgésicos o antiinflamatorios para paliar el dolor muscular; los ansiolíticos para reducir el estrés y la ansiedad que sufren por las altas cargas de trabajo, y los protectores gástricos que, por los efectos secundarios de los anteriores, finalmente se ven obligadas a tomar.

En cuanto a las formas de consumo, la campaña ha revelado que se trata de un “policonsumo”, ya que unos medicamentos les lleva al consumo de otros para paliar los efectos de los primeros, en tanto que en la mayoría de los casos no son recetados por un profesional.

CCOO ha demandado que todas las trabajadoras, contratadas directamente por el hotel o por empresas externas, estén dentro del convenio de hostelería; que se realicen inspecciones que saquen a la luz sus verdaderas condiciones laborales; y que se dote al colectivo de una Guía Práctica de Salud Laboral que evalúe los riesgos.

También, que se realice un estudio adecuado de tiempos en el reparto de habitaciones, y que se pongan en marcha acciones preventivas sobre los riesgos ya identificados, como por ejemplo, camas con ruedas, material ergonómico, mayor formación o reconocimientos médicos específicos.