Casi 500 personas han perdido la vida en el noreste de República Democrática del Congo (RDC) por la epidemia de ébola detectada a principios de agosto, según un nuevo balance oficial que mantiene las zonas de Katwa y Butembo, en la región de Kivu Norte, como principales focos.

El Ministerio de Sanidad congoleño ha informado en su último balance de un total de 791 contagios, de los cuales 492 han supuesto la muerte del paciente. La tasa de mortalidad supera por tanto el 60 por ciento y, por rango de edad, tres de cada diez casos corresponden a personas menores de 18 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En las zonas de Katwa y Butembo se han registrado el 71 por ciento de los casos detectados en las últimas tres semanas, en las que han surgido nuevos focos en zonas dispersas en términos geográficos, ha informado la OMS en un comunicado difundido el jueves.

La organización internacional ha detectado "mejoras tangibles" en zonas clave como Katwa, gracias en gran medida a las actividades de concienciación a nivel de comunidades, pero también ha lamentado "retrasos" en la detección y aislamiento de nuevos casos y contactos con cadáveres de enfermos, entre otros desafíos para alcanzar la completa desaparición del brote.

El riesgo sigue siendo "muy alto", tanto a nivel nacional como regional. No en vano, las provincias congoleñas por las que se ha expandido el ébola están cerca de las fronteras con Uganda, Ruanda y Sudán del Sur, por lo que ha instado a los países vecinos a extremar las medidas de vigilancia y prepararse ante un posible salto del virus.