El Tribunal Supremo (TS) descarta que un hombre portador del virus del sida contagiase de esta enfermedad a un bañista de Las Teresitas al que dio varias mordidas. El acusado robó el teléfono móvil del denunciante, quien, al percatarse de lo ocurrido y con la intención de recuperarlo, salió corriendo detrás de él, ambos forcejearon y en un momento dado clavó sus dientes en el brazo. Un año y medio más tarde, al hacerse un análisis de sangre, descubrió que había sido infectado. Pero ha resultado imposible confirmar que fue contagiado por el ladrón, ya que su carga viral es indetectable.

Pero, además, el propio bañista reconoció en el juicio celebrado en el mes de mayo de 2017 que durante los meses posteriores a los hechos había realizado prácticas de riesgo.

El robo tuvo lugar a las 16 horas del 6 de junio de 2012 en la parte de la playa en la que se permite practicar el nudismo. En ese momento, J.M.D.C., se acercó al lugar en el que el denunciante había dejado sus pertenencias, de las que estaba alejado unos doscientos metros y se apoderó de su teléfono móvil. Posteriormente, con la ayuda de otras personas que estaban en Las Teresitas, consiguieron interceptar al responsable del delito contra el patrimonio y lo pusieron a disposición de la policía.

A consecuencia del forcejeo, el denunciante resultó con lesiones en el brazo derecho y la muñeca izquierda, rozaduras en la rodilla derecha e inflamación en un dedo.

El médico que lo reconoció ese mismo día detectó una herida que era compatible con una mordedura de ocho centímetros de diámetro.

En su momento, la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife impuso una condena de 15 meses de prisión y el pago de una indemnización de 550 euros, frente a los 100.000 y tres años de cárcel que pedía la víctima.

Al no estar de acuerdo con el fallo, J.M.D.C. presentó un recurso de casación ante la sala de lo Penal del Tribunal Supremo, que ha venido a rechazar sus argumentos. El TS cree demostrado que el robo se llevó a cabo con violencia y prueba de ello son las lesiones detectadas y los testimonios de los testigos.

Los allí presentes aseguraron que el denunciado golpeó al perseguidor con una piedra y le dio varios mordiscos, algunos de estos de tanta intensidad que las secuelas duraron varios días después de la agresión. Los testimonios, según el Tribunal Supremo, "dan verosimilitud al relato del denunciante", se indica en el fallo hecho público ahora.

Fue el propio acusado el que advirtió de que era portador de virus del sida cuando tuvo lugar el enfrentamiento.