Un sargento primero de la Guardia Civil que estuvo en un centro de votación durante el referéndum del 1 de octubre de 2017 ha hecho un relato pormernorizado de lo que se encontró allí y de las dificultades que tuvo para cumplir el mandato judicial de impedir la votación y requisar el material electoral, así como las "agresiones verbales" y "amenazas" que le dirigieron los manifestantes.

"Sufrí un daño moral. Yo fui a cumplir una orden judicial y fui insultado, no sé si porque soy guardia civil. Me he quedado cómo me miraban, no sé si con desprecio o con odio. A mí nunca me habían escupido por hacer mi trabajo. Aquellas personas se comportaron, por decir una palabra que quizá no es la adecuada, como delincuentes", ha explicado el sargento primero, visiblemente afectado.

En un testimonio muy crudo acerca de lo que vivió en el 1-O, en el que no ha sido interrumpido en ningún momento, el agente del Instituto Armado ha explicado al tribunal que ese día sólo acudió a un local de votación, en el centro de atención primaria de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), sobre las once de la mañana. A esa hora ya sabía que sus compañeros habían tenido "muchas dificultades" para cumplir el mandato del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en otros centros, pero hasta que no lo vio personalmente no se hizo "a la idea".

Cuando llegó al colegio electoral el grupo en el que estaba integrado, se encontraron con unas decenas de personas en el exterior que se acercaron a ellos y en el camino hasta la puerta les empezaron a insultar, llamándoles "asesinos, hijos de puta" y a gritar "fuera las fuerzas de ocupación".

"A mí lo que me dolió fueron las miradas. Me escupieron varias veces. Y eso a lo largo de 40 metros", ha resaltado.