El triste liderazgo que ostenta Canarias en lo que se refiere a las cifras de desempleo lo es aún más -mayor y más triste, si cabe- cuando se habla de paro juvenil. Saber que, casi invariablemente, la tasa de desempleo de los jóvenes suele doblar la del conjunto de la población no ofrece un gran consuelo ante lo contundente de los datos: alrededor de un 70% del colectivo juvenil está sin trabajo.

Pero el desempleo no es la única cara de esta realidad, cuya gravedad se multiplica al revisar todas y cada una de las cifras en que se refleja el drama juvenil: un 28,1% de jóvenes que ni estudian ni trabajan -los denominados de forma algo despectiva "ninis"-, el mayor porcentaje de España -solo por debajo de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla- y también de toda Europa; un abandono escolar temprano por debajo del 28% -pese a descender un 3% en un año-; un notable desequilibrio entre las cualificaciones y el puesto de trabajo que se desempeña; y unas elevadas tasas de temporalidad de los graduados universitarios (cerca de un 27%, únicamente por detrás de Extremadura).

Un reciente informe de Asempleo, la patronal de las agencias privadas de empleo, basado en datos extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA), revelaba no solo que siete de cada diez canarios de menos de 25 años no tienen trabajo, sino que muchos de ellos -uno de cada cuatro- han dejado incluso de buscarlo, debido a la sensación de frustración y desaliento que la falta de resultados les genera.

El mismo informe cifraba la destrucción de empleo juvenil del Archipiélago en el 71,3% desde que se iniciara la crisis económica, casi ocho puntos por encima de la media nacional, del 63,8%. Más de 860.000 jóvenes han abandonado el mercado laboral en toda España desde el año 2008, una caída del 33,9%.

A pesar de que la población con estudios universitarios presenta mejores tasas de ocupación que el resto, sufre con especial intensidad el problema del subempleo desde el punto de vista horario -profesionales que trabajan menos horas de los que las que estarían dispuestos-, que alcanza casi el 9% y es el cuarto más alto del país.

Aunque no existen registros sobre otro tipo de subempleo -el de los universitarios que ejercen empleos por debajo de su cualificación-, un estudio del desaparecido Observatorio para la Inserción Laboral de la Universidad de La Laguna señalaba ya en 2011 que un 85% de los egresados se ofrece para trabajos no relacionados con sus estudios.

En muchos casos, la emigración aparece como única salida a esta situación. Unos 136.000 canarios viven en el exterior, casi un 6% más que un año atrás. La mayoría de ellos -más de un 70%- son de la provincia tinerfeña. El éxodo afecta especialmente a determinados colectivos profesionales. Así, aproximadamente 400 enfermeros de las Islas se marchan a otros países cada año.