Los primeros partidos de la Copa Confederaciones de Fútbol comenzada el pasado sábado en Brasil están sirviendo para que los brasiños molestos con algunas medidas del Gobierno (como la subida del transporte) y por la situación de desigualdad e injusticia social (en educación, sanidad...) que siguen sufriendo dejan clara su opinión mientras el país se prepara para el mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, lo que se considera un malgasto por mucho que la economía nacional siga creciendo. El sábado, Brasilia fue testigo de cómo la Fuerza de Choque de la Policía militar intentó dispersar una manifestación de unas 600 personas con gases lacrimógenos y balas de goma. Desde hoy, se esperan nuevas manifestaciones de protesta en 23 ciudades brasileñas.

En el extranjero también tendrán lugar manifestaciones de apoyo al movimiento, convocadas en 27 ciudades por los brasileños residentes. En Brasil, las protestas serán en ciudades como Manaus, Natal, Brasilia, Porto Alegre, Belem, Bel Horizonte, São Paulo, Recife o Curitiba, entre otras. Entre las extranjeras figuran ciudades como París, Lisboa, Munich, Berlín, Madrid, Barcelona, México, Argentina, Boston, Chicago, Nueva York, Toronto o Turín. Según los analistas políticos, la ola de protestas ha llegado a Brasil "para quedarse".