La Fundación Europea Sociedad y Educación presentó ayer su informe denominado "El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad", del que la principal conclusión es que la valoración que la sociedad hace a los profesores es muy superior a la que estos imaginan tener e incluso mejor que la creencia generalizada.

A través de más de 2.000 encuestas, tanto a profesionales de la educación como a población en general, el estudio revela que en 1991 el prestigio social medio de los profesionales EGB era de 70,2 en una escala de 0 a 100, mientras que en 2012 es de 68,2, cifras prácticamente imposibles de distinguir desde el punto de vista estadístico. Lo mismo sucede en Secundaria donde el prestigio era de 66,2 y hoy es del 68,4.

No obstante, la mayoría de los encuestados (54,6%) cree que el prestigio docente sí que ha empeorado, a los que cabe añadir un 11,9% que cree que, sin empeorar, se ha mantenido un nivel bajo. Los que creen que ha mejorado o se ha mantenido a un nivel alto o medio suman un 33,5%

El argumento que parece que más se repite es el que vincula la percepción de la caída del prestigio con la pérdida de autoridad de los profesores, pues resulta plausible para el 89,3% de los encuestados, aunque también se pone en duda la vocación de los docentes e incluso el nivel de preparación.

Y es que de 100 posibles ocupaciones, solo nueve profesiones tienen puntuaciones estadísticamente superiores a las de los docentes de Primaria y Secundaria, la gran mayoría de las cuales requieren titulación universitaria, siendo la profesión de bombero, médico especialista y médico de familia los que mayor nota obtienen (81 sobre 100). No obstante, los docentes comparten tramo estadístico con biólogos, dentistas y jueces con puntuaciones de entre 62 y el 79.

Si se analizan los datos desde la perspectiva de género, destaca que una mayoría de los encuestados (61,2%) atribuye el mismos prestigio a los profesores que a las profesoras, pese a que el porcentaje de varones en Infantil y Primaria es solo de un 18%.

Además, dentro de la encuesta se le pidió a los participante una apreciación de los actores más influyentes en la atribución de prestigio social al profesorado. Un 44,2% mencionó a los padres de alumnos como principales responsables de la imagen y valoración social del profesorado, un porcentaje muy similar al que citó a los políticos (42,9%). A continuación estarían los profesores y maestros, mencionados por un 31% y los alumnos, a quienes citó un 29,4%, otorgando así más relevancia al papel de dos agentes externos a las escuelas: la clase política y las familias.

Muy pocos citaron a los medios de comunicación, tan solo un 14,3%, el mismo porcentaje que menciona a la inspección educativa, un acto muy poco conocido.

No obstante, la Fundación Europea Sociedad y Educación considera probado que el papel que tienen los medios de comunicación se vincula directamente a enfatizar y ser altavoz de los aspectos negativos de la enseñanza, ya que un 72,6% de los encuestados cree que las noticias sobre profesores que escuchan o leen con más frecuencia en dichos medios son malas, y solo un 25,1% cree que son buenas.

"Este resultado puede ser coherente con que sea de índole menor la influencia de los medios en la evaluación positiva que hace el público de los profesores y de su prestigio. Sin embargo, el sesgo de los medios podría tener efectos a largo plazo, confundiendo el juicio de la ciudadanía, como se observa en la cuestión de la evolución del prestigio docente", resalta el informe.

Mejor si hubiera menos alumnos por clase

Una de las conclusiones que se obtienen de la encuesta "El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad" es que los españoles también quieren que se dote con más recursos a la enseñanza, con el objetivo prioritario para el 80,9% de los participantes de disminuir el número de alumnos por aula, ya que consideran que mejoraría el rendimiento escolar y facilitaría el trabajo docente.

Además, se apuesta de forma clara por aumentar la autonomía pedagógica de los profesores, ya que solo un 39% considera que los profesores deben seguir un plan de estudios obligatorios, frente aun 58% que prefiere que tenga flexibilidad para enseñar como consideren más apropiado, además de que el 67% considera que pierden demasiado tiempo en tareas de tipo burocrático.

Respecto al modelo educativo público, privado y concertado la opinión está muy repartida y no se agrupa en un punto central, ya que un 44% cree que tienen más prestigio o consideración social los profesores de la enseñanza pública, frente a un 31,1% que considera lo mismo, pero de los docentes de la privada. Solo un 23,9% ven igual de prestigio en ambos.

Como dato curioso, en un escala del 1 al 5, los más de 2.000 encuestados de esta investigación atribuyen a los profesores un nivel de prestigio de 3,7, mientras que ellos mismos (los maestros) se dan un 2,3 aunque querrían tenerlo de 4,5.