Anunciábamos el viernes que hoy comentaríamos con más detalles la sentencia que absuelve a José Rodríguez de un delito de injurias, del que fue acusado por el político socialista Santiago Pérez. Lo vamos a hacer aunque sin vanagloriarnos de que esta vez se haya hecho justicia. Siempre, lo hemos dicho en repetidas ocasiones, hemos creído en la Justicia. Hemos criticado algunas sentencias dictadas por jueces y juezas porque pensamos, y tenemos plena libertad para expresar nuestras opiniones, que han sido dictadas en contra nuestra atendiendo más a rencores personales y a motivos políticos, que a lo que dicen las leyes. ¿Es normal que cuatro magistrados y una magistrada califiquen a José Rodríguez de presunto delincuente, haciéndolo públicamente y con publicidad en la portada de un periódico dirigido por una periodista que odia al editor de EL DÍA porque el éxito de esta casa le recuerda su evidente fracaso profesional amén del empresarial del medio que dirige? No; no es normal. La gente sabe que esa no es una forma prudente de proceder. Por eso castiga a ese periódico (y a otros) con el desprecio de la indiferencia, mientras que nuestro periódico sigue siendo el más leído de Canarias. El respaldo continuo de los lectores es nuestro mejor acicate para seguir adelante en la defensa de Tenerife y de Canarias, porque no descansaremos hasta que esta tierra sea una nación soberana.

En cuanto a la sentencia absolutoria del editor y director de EL DÍA, incidimos en lo que ya informamos en nuestra edición del viernes: la juez magistrada del Juzgado número cinco de Santa Cruz de Tenerife, Beatriz Méndez Concepción, entiende que las críticas vertidas en los editoriales y artículos de opinión publicados por este periódico obedecen a una crítica periodística que podría considerarse excesivamente beligerante e incluso, en ocasiones, desafortunada, pero que no impiden que, "a criterio de esta juzgadora, la ciudadanía perciba que, en todo caso, están encuadradas en el marco de una determinada línea editorial en la que se hace uso de palabras, epítetos y adjetivos que, lamentablemente, se reproducen con asiduidad en muchos medios de comunicación tanto orales como escritos". Santiago Pérez alegó en su denuncia que obedecían al propósito de injuriarlo y vejarlo, menoscabando su integridad moral, imagen y dignidad".

Jamás, lo repetimos una vez más, hemos criticado a Santiago Pérez, ni a ningún otro político, en su aspecto personal. Solo nos hemos centrado, como hacemos siempre, sin excepciones, en sus actuaciones públicas. Nos llegan noticias de que el señor Pérez piensa recurrir esta sentencia ante la Audiencia Provincial. Una decisión que no nos sorprende, pues es muy conocida su proclividad a dirimir cualquier asunto en los tribunales. Está en su derecho. Y pasamos a otro tema.

Como adelantábamos en nuestro comentario de ayer, un incompetente y españolista ha vuelto a hablar de "autodeterminación" y "referéndum" como paso previo para que Canarias se convierta en una nación soberana. Hemos dicho muchas veces que Canarias estaba "autoderminada" como nación antes de que se produjese su conquista, la vil invasión que sufrió por parte de las tropas regulares de Castilla y sus mercenarios. Además, el referéndum sobre nuestra independencia no resultaría significativo porque ya se ha encargado España de inundarnos de peninsulares a lo largo de muchos siglos, así como de inmigrantes que votarán por la continuidad de la presencia española en esta tierra. Es decir, España ha hecho todo lo necesario para que fracase cualquier referéndum encaminado a que el pueblo diga si quiere librarse de la esclavitud colonial o seguir sometido a una nación situada en otro continente.

Por otra parte, Canarias tiene un derecho natural y propio a ser una tierra libre y a que sus habitantes vivan con identidad propia y con dignidad. Tenemos pleno derecho a recuperar nuestra libertad por medios pacíficos. El silencio del Gobierno ante los editoriales del único periódico que pide la libertad del pueblo canario es harto significativo del miedo que sienten los españoles porque saben que pronto perderán la única posesión colonial que les queda. Saben que la razón está de parte de los canarios porque este país fue invadido. Tenemos derecho a recuperar la libertad que tenían los guanches antes de que llegaran los invasores y a ser resarcidos por los cuantiosos daños que nos han causado durante seiscientos años, así como por lo mucho que han rapiñado los peninsulares de nuestras Islas. Hoy en día las oficinas de la Hacienda española siguen despojándonos del fruto de nuestro trabajo. Por lo tanto, un referéndum está fuera de lugar. Lo que procede es que quienes nos invadieron desalojen un Archipiélago que no es suyo y se acabó.

Cuentan también los españoles con la baza de la narcosis en que han sumido al pueblo canario. Sin embargo, como también señalábamos en nuestro comentario de ayer, no contaban con la decidida acción editorial del periódico más leído del Archipiélago. EL DÍA no desmayará en su lucha pacífica hasta conseguir que Canarias sea una nación soberana. Como en la canción de La Dolorosa del maestro Serrano cuando dice "un ansia dormida despierta hoy en mí", así está despertando el ansia, hasta ahora dormida, del pueblo canario por conseguir su libertad. Está despertando y, como decimos, ha despertado ya en quienes quieren ser nación y no colonia; en quienes quieren ser ciudadanos de su país en vez de súbditos de una nación extraña; en quienes no quieren ser europeos ultraperiféricos; en definitiva, en quienes no quieren ser bastardos, sino vivir con la dignidad con que lo hacen los hombres y mujeres dignos. Vivir con pasaporte canario y con documento nacional de identidad canario. Vivir sabiendo que estamos representados en los foros internacionales con nuestra propia bandera y no bajo la enseña de un país que masacró criminalmente a nuestros antepasados; que les robó sus tierras y los esclavizó para exhibirlos en las cortes europeas. En definitiva, lector: o eres nacional de tu propia tierra, o te convertirás en ciudadano marroquí porque el archipiélago en que vives está en la jurisdicción marroquí y no en la española. España, no lo olvides, está en otro continente.

Con su silencio sobre lo que está sucediendo en Canarias, el Estado español está propiciando insurrecciones. Está dando pie a altercados civiles que nunca hemos deseado porque nuestro camino hacia la independencia ha de ser pacífico. No queremos ser testigos de sublevaciones, pero la paciencia de un pueblo, al que algunos tachan de aplatanado porque confunden la tolerancia con el aplatanamiento, está llegando a su fin.

Comenzábamos este editorial comentando la sentencia que ha absuelto a José Rodríguez de una denuncia por injurias. Estamos a la espera de que nos llegue el mamotreto con el que también nos amenaza judicialmente Paulino Rivero. Un político necio e inepto al que tampoco hemos censurado jamás como persona sino como gobernante. Como persona podrá ser muy digno, pero como presidente del Gobierno regional es una calamidad; es un déspota político que toma decisiones desde la más absoluta ignorancia, apoyado por la zarina que cogobierna en la sombra y no tan en la sombra. El editor de EL DÍA conoce perfectamente qué espíritu vengativo tiene el presidente canario. Paulino Rivero no preside para gobernar; preside para vengarse de quienes no le siguen el juego y para favorecer, políticamente hablando, a sus allegados y amigos. La forma en que se ha desarrollado el concurso de la adjudicación de las frecuencias de radio es un ejemplo del absolutismo de este tirano político, aunque no el único. Decíamos, asimismo, en nuestro comentario de ayer que también hablan "muy bien" de la gestión de Rivero la listas de espera para la atención sanitaria, las colas del hambre, el fracaso escolar, la emigración de una juventud laboralmente desahuciada y la prolongación de una situación colonial sin que quienes se proclaman nacionalistas hagan algo para echar a los españoles a patadas, como los han expulsado de todos los países que invadieron salvo del nuestro.

Se nos olvidaba. Paulino Rivero dijo rotundamente en el Parlamento de Canarias y en "su" radio autonómica, que pagamos todos los canarios, todos, pero que utilizan en su provecho él y su esposa, que José Rodríguez era un chantajista. No será un mamotreto, pero nuestro servicio jurídico va a presentar ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias una demanda o querella por esta infamante imputación que le será muy difícil negar e imposible desmentir porque los testimonios están grabados.