El triunfo aurinegro en el Palau visto por el Mundo Deportivo y el Sport

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El Barça no reacciona y encaja otra derrota en el Palau

  • El equipo azulgrana, dos días después de caer frente al Fenerbahce, perdió en el Palau por 91-93 frente al Iberostar Tenerife, dejando malas sensaciones

Jesús PérezRamos
JESÚS PÉREZ RAMOS (Mundo Deportivo)
 
El Barça no sale del hoyo. Tras su derrota, contundente, frente al Fenerbahce Estambul, se esperaba una reacción aprovechando la visita al Palau del teóricamente más asequible Iberostar Tenerife, pero ésta no llegó (91-93). O al menos no llegó con la fuerza necesaria como para ganar y aliviar un poco las malas noticias que provoca la Euroliga. Al contrario, la actuación de los azulgrana frente al conjunto que dirige Fotis Katsikaris dejó más dudas que nunca y una sensación de equipo confuso, al que le cuesta encontrar la llave de cómo desarrollar todo el potencial que evidentemente tiene esta plantilla casi completamente renovada este pasado verano.
 

El Barça pasó de estar excesivamente laxo en el primer cuarto a verse inmerso en una carrera desesperada contra su ansiedad y su necesidad de ganar. Hay que valorar como se merece la grandísima actuación del Iberostar Tenerife, un equipo que jugó con una enorme inteligencia y criterio, con muchísima paciencia y con toneladas de carácter. Sin embargo, también hay que apuntar que el Barça no estuvo a la altura necesaria. Su primer cuarto fue flojo, flojísimo. Encajó 25 puntos, erró los tres triples que lanzó, concedió cinco rebotes defensivos y perdió tres balones. Mejoró en el segundo, pero la estadística es cruel: 15 de los 38 puntos que había encajado eran de segundas oportunidades, es decir, tras rebote ofensivo del Iberostar.

A partir de ahí, el Barça comenzó a concienciarse de que en la Liga Endesa te puede ganar cualquiera y más si has tenido que hacer un gran esfuerzo físico 46 horas antes. Pau Ribas, en ausencia de Thomas Heurtel, baja de última hora por lesión, enderezó en un primer momento la falta de rumbo que imponía en ocasiones Phil Pressey, tan valioso en su intensidad como descolocado en su criterio a la hora de dirigir, y luego fueron apareciendo diversos jugadores, aunque siempre sin continuidad, siempre a tirones, nunca con la constancia necesaria para abrir brecha.

El Iberostar vio vía libre para hacer sangre en el Palau y lo hizo muy bien. Mateusz Ponitka lideró la carga con 28 puntos, 10 rebotes y un 38 de Valoración. El choque se equilibró en el segundo tiempo, pero ya era evidente que el Barça no encontraba la forma de imponer su teórica mayor calidad. Jugaba bien a ráfagas, pero sin la capacidad para extender esas rachas de buen juego. El Barça tuvo dos oportunidades de ganar el encuentro en el minuto 40, pero no acertó. Pau Ribas erró un triple y una excelente jugada de pizarra para Kevin Seraphin se frustró a un segundo del final.

Tampoco en la prórroga logró imponerse el Barça. De hecho, fue Juan Carlos Navarro, autor de 22 puntos en 19 minutos, el que lo mantuvo con vida con varios canastones de carácter y talento. El Iberostar, sin embargo, aguantó eso y más, lo cual tiene un enorme mérito. Con empate a 91, Rodrigo San Miguel lanzó el tiro de la victoria a un segundo del final y dictó sentencia (91-93).

El Barça, en definitiva, se quedó corto, muy corto. En un partido que hubiera podido servir para reaccionar y dar un paso adelante acabó dando una evidente imagen de impotencia. No es que la derrota en el aspecto de la clasificación sea especialmente dura (sigue siendo segundo), pero las sensaciones que deja no son nada buenas. El equipo azulgrana, por lo tanto, tiene mucho trabajo por delante para solucionar los problemas que tiene. Eso sí, le convendría comenzar a hacerlo lo antes posible.

El Barça acabó pagando sus dudas con uan derrota en la prórroga | JAVI FERRÁNDIZ

 

El Barça se instala en la depresión tras caer en la prórroga

Una canasta de Rodrigo San Miguel permitió al Iberostar Tenerife volver a ganar en el Palau por segundo año seguido

El recurso de Navarro no le valió al final a un Barça intermitente que suma su segunda derrota seguida en casa tras el batacazo europeo

 
decididamente, la depresión y las dudas se han instalado en el Palau Blaugrana. El Barça Lassaque venía de encajar otra dolorosa derrota europea, cayó ‘in extremis’, de nuevo en casa, en la Liga Endesa -que hasta ahora era su particular oásis- ante el Iberostar Tenerife. Una canasta de Rodrigo San Miguel en el último suspiro de la prórroga dio, por segundo año seguido, el triunfo a los tinerfeños y llevó la zozobra a las filas azulgrana.
 
Fue el epílogo doloroso a un duelo que comenzó con la noticia de la ausencia de Heurtel por un golpe en el muslo y que acabó de la peor manera posible para los intereses de los de Sito Alonso…que también perderían a Rakim Sanders por un esguince de tobillo. Ni el recurso de Juan Carlos Navarro, que acudió al rescate (22 puntos) de un colectivo obcecado y sin confianza pudo impedir el KO.

El Barça fue a contracorriente durante muchos minutos. Las defensas alternativas del Tenerife fueron una entelequia durante muchos minutos donde se buscaron demasiado a menudo decisiones individuales. Y en la otra mitad de la pista, el Tenerife se hartó de lograr canastas fáciles aprovechando el ‘pick and roll’ o haciendo daño en el rebote ofensivo (13 capturas) ante las dudas azulgrana.

Da la impresión que en este Barça algunos jugadores andan desorientados y fuera de onda. Y los problemas comienzan en la dirección de juego. Sin Heurtel, Pressey se entrega atrás pero su poca confianza le penaliza en ataque. Y Ribas hizo lo que pudo. En este contexto, el Tenerife -liderado por un Ponitka imperial- siempre tuvo respuesta incluso en los momentos en los que el Barça parecía querer despegar liderado por la garra de Sanders. El marcador reflejó todos esos estados de ánimo: 17-25, 24-32, 36-38, 65-61.

El Barça se refugió en una defensa más intensa y en Navarro para seguir vivo como en los viejos tiempos. Ribas pudo evitar la prórroga con un intento triple (77-77) que no entró. Y en el tiempo suplementario apareció el último fichaje tinerfeño (Kostas Vasileiadis) para dar la réplica. Navarro asumió todos los galones y llevó el duelo a la igualada a 6″ para el final (91-91). Y en la última jugada llegó la dolorosa puntilla en forma de canasta de San Miguel. El Barça necesita una sacudida por que este equipo se está metiendo en una peligrosa espiral.