La crónica con foto de los campeones

Los jugadores del CB Murcia celebran su ascenso a la ACB tras derrotar al Isla de Tenerife Canarias por 112-111, y quedar campeones de Liga. FOTO: EFE/Juan Francisco Moreno

Ficha técnica

CB Murcia: Rivero (18), Michael Umeh (16, 2 triples), Jasen (13, 3 triples), Faverani (23),Coppenrath (16) –quinteto inicial-, Puyada (6, 2 triples), Robles (8, 2 triples), Óscar González, Morentín (6, 2 triples) y Taj Gray (6).
Isla de Tenerife Canarias: Sabat (18, 6 triples), Heras (20, 5 triples), Gansey (11, 1 triple), Guillén (21, 3 triples), Chagoyen (7) –quinteto inicial-, Yáñez (12), Urreizti, Reichel, Serrano (4) y Lampropoulos (18).
Árbitros: Martínez Prada y González Zumajo. Eliminados por cinco faltas personales: Faverani; Chagoyen, Lampropoulos y Yáñez.
Parciales: 21-28; 23-18 (44-46); 28-28 (72-74); 29-27 (101-101); 11-10 (112-111).
Incidencias: Partido correspondiente a la 34ª jornada y última de la competición regular en la Liga LEB Oro de baloncesto, disputado en el Palacio de los Deportes de Murcia ante más de 7.400 personas.

El CB Murcia ya es nuevo equipo de la ACB y al final, después de tanto sufrimiento, no hacía falta ni ganar el partido en el Palacio de los Deportes, ya que mientras el conjunto de Tenerife forzaba la prórroga a 101, el Monbus perdía estrepitosamente en Burgos contra el Ford y le ponía el ascenso en bandeja de plata a los murcianos, que se vieron arropados en todo momento por las más de 7.500 almas que se dieron cita en el Palacio de los Deportes.

El partido comenzó a controlarlo el CB Murcia tras concederle a su rival un innecesario intercambio de canastas en los primeros minutos del choque. Poco a poco comenzó a imponerse la calidad de jugadores como Faverani o Umeh hasta conseguir una renta de cinco puntos que parecía les daba confianza a los de Luis Guil. Pero a continuación llegaron los problemas. Sabat anotaba todos los tiros de tres puntos que intentaba y los árbitros sacaron del partido a Faverani con una segunda falta que le llevaba directamente al banquillo. Los tinerfeños tomaron las riendas del choque ante la poca efectividad de la defensa local y el escaso poder reboteador en ataque del CB Murcia. Mucha ansiedad en los locales y demasiado acierto en el lanzamiento exterior en los visitantes. El entrenador local tuvo que parar el partido con el 16-.24 y tras encajar un parcial de 0-8 para evitar que su rival se fuera aún más en el marcador. Aunque la máxima diferencia del Isla de Tenerife Canarias llegó a ser de ocho puntos, al final del primer cuarto se quedó en siete (21-28). Ni la efectividad de los foráneos era normal, ni la defensa de los locales, ni la manera de castigar los árbitros casi todo lo que hacía el CB Murcia.
Los problemas se fueron incrementando con el paso del tiempo. En el CB Murcia había un agarrotamiento propio de los nervios y la responsabilidad por lo mucho que había en juego. Sin Umeh, ni Faverani, el CB Murcia lo estaba pasando muy mal, sobre todo en ataque. Guil aguantó algo menos de cinco minutos esperando una respuesta del quinteto en pista y cuando observó que lejos de reducir la ventaja el riesgo estaba en que el rival se podía ir aún más en el marcador, tuvo que recurrir nuevamente a sus dos figuras y arriesgar con las dos faltas de Faverani, pero no le quedaba otra alternativa. La entrada del brasileño fue providencial y no solo por lo que aporta, que es mucho, sino por la seguridad y confianza que aporta a los suyos. El equipo funcionaba a rachas, pero la afición apretaba de lo lindo aportando su granito de arena. El encuentro estaba resultando incluso más duro de lo esperado, y se sabía que no sería una perita en dulce, ya que el base visitante, Sabat, estaba destrozando al CB Murcia desde la línea de 6,75, con cinco canastas. La ventaja visitante llegó a ser hasta de nueve puntos en varias ocasiones, pero la decisión de Faverani, que se echó a su equipo a la espalda, a pesar de su esguince en el tobillo, permitió a los suyos reducir la ventaja tinerfeña antes de irse al descanso (44-46), un mal meno después de ver como habían ido las cosas. El partido estaba equilibrado, la diferencia la marcaban los triples, 7 para los visitantes y sólo 4 para los locales.
En los primeros instantes del tercer cuarto el CB Murcia logró darle la vuelta al marcador, pero la tercera falta de Faverani le llevó al banquillo otra vez. El partido se convirtió en una guerra de triples que inicialmente favoreció a los locales (54-49), pero que posteriormente se declinó a favor de los visitantes, que otra se situaron por delante. Entró Faverani y en la siguiente jugada le señalaron la cuarta falta. A partir de ese momento, las muñecas de los jugadores exteriores del CB Murcia entraron en calor y nuevamente a base de triples le dieron la vuelta al marcador (70-65). Era algo más que un partido, una guerra sobre la pista en la que los árbitros querían ser protagonistas o estaban tan nerviosos que no daban una a derechas. Casualmente, casi siempre se equivocaban a favor del Isla de Tenerife Canarias, o quizás a favor del Monbus, que estaba jugando en Burgos. En la recta final el problema para el equipo de Luis Guil ya no eran los triples de su oponente, sino que Lampropulos campaba a sus anchas y nadie le podía frenar (72-74).
El último cuarto arrancó muy mal para el líder, el ascenso se escapaba. Heras y Sabat anotaban dos triples y en el CB Murcia no había respuesta ni defensiva ni ofensiva. El 74-82 obligó a Guil a pedir un tiempo muerto y darle entrada a Rivero y Faverani, con tres y cuatro faltas respectivamente. Tenía que arriesgar porque el ascenso se escapaba de las manos y la razón estaba en los 14 triples visitantes (76-87). Tres jugadas de tres puntos consecutivas para un equipo que parecía muerto y el CB Murcia se metía otra vez en el partido. La tensión y los nervios se podían cortar con un cuchillo (85-87). La igualdad se mantuvo hasta el final y fue el acierto de Pedro Rivero en los tiros libres lo que permitió llegar a la recta final con una ligera ventaja. Los tinerfeños forzaron la prórroga, pero las noticias que llegaron de Burgos eran tan buenas, que ya daba igual el partido del Murcia. El Blu:sens Monbus había caído y el CB Murcia era nuevo equipo de la Liga ACB.