«¿Una huelga oportuna?», artículo de Javier Imbroda, ex seleccionador nacional

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«Si el mal llamado fondo social lo financia la ACB, la ABP es una división más de la propia ACB»

 «La ABP debería interesarse más por la cuota de jugadores nacionales en la ACB, la LEB y la EBA»

ARTÍCULO DEL ENTRENADOR JAVIER IMBRODA

DIARIO SUR.

«El baloncesto necesita una catarsis. ¿Cómo se decía aquello? Entre todas la mataron y ella sola se murió… Los convocantes de la huelga supongo que no serán aquellos que en una huelga de controladores de vuelo, pilotos o servicio de limpieza de cualquier ciudad se quejen. Las huelgas siempre son inoportunas, básicamente porque cogen a los ciudadanos, en este caso aficionados, como rehenes de sus pretensiones. ¿Legítimas pretensiones? Seguramente habrá motivos para una decisión tan impopular. Pero también podemos manifestar nuestro malestar por la incapacidad de llegar a acuerdos. Es evidente que la ABP esperaba la Copa del Rey como caja de resonancia para sus demandas, pero el desafío se le puede volver del revés.

 Los jugadores profesionales son trabajadores privilegiados. Hacen lo que les gusta y además cobran muy bien. ¿Que juegan muchos partidos? ¿Que la competición está sobrecargada? Es curioso cuando escuchas estas afirmaciones. Casi todos, fritos por jugar alguna vez en la NBA, y allí no se les escucha ninguna queja de la barbaridad de partidos que se juega en aquella competición. Ya saben que vivimos en la época de la queja, pero sobre todo de la ‘pasta’.
 
 La ABP va a tener que explicar con detalle sus reivindicaciones para que podamos entenderlos. En lo que he podido leer acerca de las discrepancias, una fundamental trata de un mal llamado fondo social, una financiación que la ACB, la patronal, aporta para sostener la estructura del sindicato de jugadores. A ver si lo entiendo. Yo, la ACB, te pago a ti, la ABP, para tus sueldos, viajes y demás, y yo, la ABP, que tendría que vivir de mis cuotas, protesto porque no me pagas más y me declaro en huelga. Entonces esto no es un sindicato, esto es una división más de la ACB. Son trabajadores por cuenta ajena. Que disuelvan el sindicato y se incorporen definitivamente a la estructura de la ACB sería lo más coherente. No entiendo a la ACB, ni cuando parieron ese acuerdo, ni entiendo a la ABP esa dependencia que le impide defender sus intereses libremente, sin ataduras.
 
El baloncesto lo que menos necesitaba ahora era una huelga que ensombreciera uno de los eventos más celebrados de nuestro deporte, la Copa del Rey, con miles de aficionados con sus viajes pagados a Las Palmas para disfrutar de un largo y espectacular fin de semana. No se lo merecen.
 
La ACB vive rodeada de problemas: descabezada, sin plan, empequeñecida, la Euroliga, las ‘ventanas’ FIBA, la independencia arbitral, los jugadores… En todo este desaguisado, los entrenadores con sus maletas siempre preparadas –ya van siete ceses esta temporada– y aún queda liga. Todo un récord de angustia. Los jugadores, por darles alguna idea que defender, podrían interesarse por las cuotas de jugadores nacionales, no sólo en la ACB, sino en todas las ligas federativas: la EBA, la LEB Plata y la LEB Oro. En la EBA por ejemplo, una categoría aún formativa, llegar a acuerdos con la Universidad española. Debería ser una competición de estudiantes universitarios y formación profesional con mínima presencia extranjera. En la LEB Plata, una competición semiprofesional, una cuota nacional que superara el 50 %, y una LEB Oro ya profesional que rondara un 50 % de presencia extranjera y vinculaciones con equipos ACB. Una idea para afinar y acordar, no para atrincherarse.
 
En la ACB actualmente hay un 30% de jugadores españoles en la competición (75 de los 225 que forman los equipos), de los cuales sólo 59 juegan con cierta asiduidad, y de esos 59, sólo 20 juegan todos los partidos con 20 minutos de presencia en el juego. Es decir, solo un… ¡8 % del total! Sólo ¡un español! está entre los 15 primeros jugadores con más minutos: Sergi Vidal.
 
 Un panorama desolador. El baloncesto español tiene mucho trabajo por delante. Quien dirija la ACB no lo va a tener nada fácil. Le esperan multitud de complejos desafíos. Los jugadores, con estos datos, tienen en qué pensar. Y, sobre todo, no hagan rehenes a los aficionados, que son a los que verdaderamente hay que cuidar. Sin ellos, ni fondo social ni sentido de nuestro deporte».