«No nos durmamos en los laureles», artículo de Aíto García Reneses

BASKETCONFIDENCIAL.COM, una web cestista de mi buen amigo Paco Rengel, reproduce un artículo de AÍTO GARCÍA RENESES. Por su interés las reproduce también BASKETMANÍA:

«Mis inicios como jugador fueron algo anteriores a la introducción del minibasket en España, hecho que dio un gran impulso a nuestro baloncesto. Entonces era un deporte “de patio de cárcel”, como dijo Alfonso Sánchez, famoso crítico de cine, cuando presentó la película ‘Campeones de ébano’ en TVE. Quiere esto decir que, aunque nos indignásemos con su comentario, era un deporte absolutamente minoritario. Con el paso del tiempo se ha convertido, claramente, en el segundo deporte de equipo del país. Incluso hubo un momento, coincidiendo con un bache del fútbol, hace un par de décadas, que parecía que podía ser el primero. Pero fue un espejismo porque el fútbol se recuperó y no hay quien discuta su primacía, basado fundamentalmente en una tradición mucho mayor.

Sin embargo, quién le ha visto y quién le ve. Cierto es que desde el punto de vista mediático podría considerársele el segundo o el duodécimo, porque apenas tiene repercusión. El fútbol avasalla. Por otra parte, una cosa es la importancia que le dan los medios y otra es la que puede verse en los campos de juego, donde el público acude a ver los partidos con mejores promedios de asistencia que en cualquier otro país del mundo, exceptuando Estados Unidos.

Foto: www.feb.es 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me estoy refiriendo fundamentalmente a la Liga ACB. Desde el punto de vista técnico el cambio, que he tenido ocasión de vivir día a día, ha sido impresionante. A los más jóvenes les cuesta darse cuenta de la diferencia de medios con los que se cuenta hoy con respecto a los que teníamos antiguamente. Jugando ya en Liga Nacional todavía se seguía enseñando que había que correr apoyando el pie sólo por las puntas. El error venía de una mala interpretación de los libros americanos en los que se explicaba que había que jugar flexionado y con el peso del cuerpo cargado en las puntas de los pies, no en los talones. Eso era en los años sesenta. Al final de los años setenta, en los primeros campus de baloncesto para jóvenes que tuve el placer de organizar junto a Pepe Laso, una de las cosas que ofrecíamos era poder ver la NBA, para lo que alquilábamos equipos y vídeos compatibles con el sistema americano que entonces no era similar a nuestros vídeos y televisores.

Por cierto, aquellos campus eran masculinos y femeninos. Lo digo porque aunque la mayor parte de las referencias que haga sean sobre el baloncesto masculino no quiero olvidar el femenino, que también ha seguido una evolución muy positiva. Un poco más tarde que el masculino, pero alcanzando niveles cada vez mejores.

Hubo una época, en los setenta, que seguía mucho el baloncesto femenino. Yo era ayudante, o primer entrenador, de las selecciones españolas cadete o junior y coincidíamos en nuestras concentraciones con diversos equipos femeninos. Aquella cercanía me hizo seguirlas más que posteriormente.

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Baloncesto femenino

Tengo que decir que su conocimiento del juego y sabiduría eran, en muchos casos, superiores al baloncesto masculino. Admiraba a las jugadoras de entonces, Rosa Castillo, Neus Bartrán… Sin embargo, hice un artículo en ‘Nuevo Basket’, una magnífica revista de la época, en el que, además de decir eso, tuve el poco tacto de escribir que lo primero que habría que hacer con el baloncesto femenino español era un control médico y físico de las jugadoras… Más o menos las estaba llamando ¡gordas! Me ‘odiaron’ desde aquel momento. Pero, efectivamente, necesitaban ser mejores físicamente porque técnicamente ya eran muy buenas y empezaron a surgir jugadoras, como Elena Moreno, que físicamente eran claramente mejores.

Otra cosa que no dije en el artículo, pero sí lo hacía en conversaciones privadas con ellas, era que la diferencia en el despegue del baloncesto masculino con relación al femenino estribaba en la dedicación. No es porque no se entregasen en cuerpo y alma, sino porque lo hacían pocos años. Para muchas se terminaba el baloncesto cuando se echaban novio. Ellas decían que era porque no había dinero, como en el caso de los chicos, y yo les contestaba que en el caso de los hombres lo hubo después de haber subido el nivel del baloncesto en base a dedicación cuando éramos aficionados. Después vino el semiprofesionalismo y el profesionalismo. Pero primero hubo dedicación durante más tiempo.

Debo suponer que se han superado mucho todos esos asuntos porque el baloncesto femenino español también está en la élite del mundo actualmente.

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La Liga ACB

Ha habido un hecho fundamental para la evolución que ha seguido el baloncesto, que fue la creación, hace más de veinticinco años, de la Liga ACB. Hemos pasado de una dedicación menor y unos medios escasos a tener una organización que ha permitido el desarrollo de una forma constante. En 1962, aproximadamente, jugamos a partido único una eliminatoria Náutico de Tenerife-Estudiantes y perdimos 33-30, también aproximadamente. Posteriormente el Náutico quedó subcampeón de la Copa de España en Salamanca, creo…. Lo que sí recuerdo es que la pista del Náutico era una pista de patinaje porque tenía unas losetas que resbalaban y, además, como llovía ligeramente, era casi imposible mantener el equilibrio. Esto no tiene nada que ver con lo que hemos podido usar posteriormente con canchas, canastas, marcadores, balones, iluminación, etcétera a un nivel que permitía que la dedicación conllevase un progreso considerable.

Esta Liga ACB, muy denostada y criticada por los medios a lo largo de los años, ha conseguido que nuestro baloncesto pasase de estar perdido entre los flojos del mundo a ser el segundo. Y ha ocurrido tanto en la liga nacional como en las selecciones españolas.

Todavía recuerdo las críticas sangrientas y permanentes hacia la ACB cuando España perdió contra China toda posibilidad de clasificación para los Juegos Olímpicos. Decían que la culpa era de que la ACB tenía tres extranjeros por equipo. Cuando, además, no había ningún jugador de la selección que no jugase en su club, que participaba en una competición mejor debido a la presencia de los extranjeros.

Cuando España ha pasado a dominar en Europa y en el mundo, se nos ha olvidado echar la culpa a alguien. Recuerdo con agrado el magnífico juego de la selección de la extinta Yugoslavia con aquellos fantásticos jugadores, Cosic, Kikanovic, Delibasic, Dalipagic… primero, y Divac, Radja, Kukoc, Petrovic… después. Recuerdo también lo que criticaba la gente a los entrenadores españoles porque decían que los sistemas de sus técnicos eran mucho mejores que los nuestros. ¿Qué pasa ahora? ¿Nuestros sistemas son mejores que los de los demás países? No, nuestros jugadores: Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Marc Gasol, Rudy Fernández, Ricky Rubio… tienen más talento y más fundamentos que los de otros países. Como antes sucedía con los Kikanovic, Kukoc y compañía.

Y dónde han aprendido a jugar nuestros jugadores, pues en España, en nuestros clubes. Tampoco quiero olvidar la buena gestión de la Federación Española de Baloncesto en la organización de los distintos equipos, masculinos y femeninos, seniors o de categorías de jóvenes, que ha llevado a las distintas selecciones a estar permanentemente en los puestos mejores de Europa y del mundo en los diversos campeonatos de Europa, Mundiales y Juegos Olímpicos. Y todo eso con un entendimiento mejorable entre los distintos organizadores del baloncesto: Liga Endesa, Federación Española, Euroliga y FIBA.
No nos durmamos en los laureles y sigamos trabajando, pero sepamos también disfrutar del momento.