«El final de la cuesta», en el Periódico de Extremadura

«VENCER AL PODEROSO EQUIPO INSULAR SERÍA UN SUBIDÓN»

JAVIER ORTIZ (EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA)

No es lo mismo llegar a la cima del Everest derrotado, magullado y con síntomas de congelación que hacerlo triunfante y con las fuerzas intactas para afrontar el descenso. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad se jugará a cara o cruz vivir una de las dos sensaciones esta noche ante el Iberostar Canarias (21.00, Canal Extremadura) en lo que es el final de la exigente rampa que le deparó el sorteo de la LEB Oro en su inicio del calendario.

Vencer a los poderosos insulares supondría, más que un respiro, todo un subidón para un equipo que intenta exorcizar sus dudas. Y perder, casi todo lo contrario: situarse con un incomodísimo balance de 2-5 que supondría unas buenas dosis de presión extra para los siguientes encuentros, en teoría mucho más sencillos que los que ha afrontado en el último mes.

La noticia en las horas previas a la cita es que se confirma definitivamente la baja de Carleton Scott por su esguince en un hombro. Quizás hasta le venga bien al norteamericano un poco de reflexión y coger impulso para, supuestamente, jugarse el puesto en su reaparición, dentro de una o dos semanas. No está fino físicamente tampoco Justin Sedlak, con una lumbalgia que está siéndole tratada, pero sí José Angel Antelo, cuyo doblado tobillo le ha impedido mantener el nivel imperial de los primeros encuentros.

TOCA SUFRIR

Gustavo Aranzana detecta lo trascendente del encuentro, pero no le pierde la cara. El entrenador del Cáceres consideró ayer que «cuando conocimos el calendario ya sabíamos que iba a ser un tramo difícil. Burgos, Menorca y Canarias son las tres mejores plantillas de la liga».

Sobre su oponente de hoy, concretó que se trata de un equipo «hecho para correr, con muchos jugadores que aportan y sobre todo dos jugadores interiores de máxima calidad para esta liga, Jakim Donaldson y Ricardo Guillén». «Para ganar, tenemos que hacer un partido perfecto», concluyó, señalando como posibles claves «el dominio del rebote y conseguir parar el ritmo alto de anotación que tienen ellos, que se van a los 90 puntos muy fácilmente».

Aranzana no perdió oportunidad de hacerle un guiño al público, mostrándose seguro de que «va a mostrarnos su apoyo porque sabe de las dificultades del partido». Tras confesar que en Menorca el Cáceres «no logró competir más que dos cuartos», lo que prometió cambiar en los suyos no fue «la actitud», sino «la perserverancia, la capacidad de sufrimiento. Tenemos que dar un paso más, de carácter, de orgullo, de disciplina táctica».

En todo caso, descartó mostrarse preocupado. «Si llevásemos cinco partidos como el de Menorca, sí lo estaría. Las dinámicas hay que valorarlas por el juego, no por los resultados», apostilló.

Pese a que no jugará, Scott centró parte de la comparecencia de Aranzana. Según dejó más o menos claro, cambiarle no se puede ni plantear por motivos económicos, pero también dejó en el aire el futuro: «No tengo una bola de cristal. No sé lo que va a pasar».