El cuadro aurinegro da un nuevo paso hacia ACB al derrotar a un rival que le puso en aprietos en el último minuto

BALONCESTO LEÓN 74 (13+18+22+21)
IBEROSTAR CANARIAS 82 (28+18+12+24)
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BALONCESTO LEÓN
Chris Mortellaro (11), Mario Díez (-), JT Durley (12), Franco Rocchia (7) y Julio González (16) –quinteto inicial–; Manny Quezada (14), Lucho Fernández (-) y Javi Múgica (14).

IBEROSTAR CANARIAS
Richi Guillén (8), Albert Sabat (5), Jakim Donaldson (16), Levi Rost (13) y Nicolás Richotti (16) –quinteto inicial–; Nacho Yáñez (3), Adrián Fuentes (-), Jaime Heras (12), Jesús Chagoyen (5) y Fotios Lampropoulos (4).

ÁRBITROS
Francisco Javier Afonso y José Luis López. Sin eliminados.

PARCIALES
13-28, 31-46 –descanso–; 53-58 y 74-82.

INCIDENCIAS
Palacio Municipal de Deportes. 2.500 espectadores.

Nunca es fácil ganar en León. Ni siquiera para el Iberostar Canarias, ese líder sólido como una roca que defiende sin fisuras y al que nunca le tiembla la mano en los momentos decisivos. Y es que de no haber sido así, los de Alejandro Martínez se habrían dejado una victoria vital y estratégica en tierras leonesas (74-82).

Necesitaban los aurinegros ganar para seguir en su posición privilegiada al frente de la tabla. Lo hicieron con un comienzo perfecto, aprovechando las habituales deficiencias locales a la hora de entrar en los partidos. Pero sobre todo, lo hicieron manteniéndose siempre en el partido, con la concentración plena y el ritmo de juego muy alto. Porque aunque León vivió todo el choque haciendo la goma, los dos equipos se jugaron un final muy apretado y táctico, lleno de faltas donde los isleños dieron un paso al frente para vencer.

De Grado achacó la derrota a un primer cuarto pésimo del histórico equipo castellano. Un comienzo muy frío donde los laguneros mandaban en el luminoso y en el parquet. Lo hacían con un baloncesto muy fluido, una defensa rocosa y una circulación de balón excelente. Albert Sabat era el rey en León: corría, manejaba la bola y veía todos los espacios. Todos los huecos que dejaba León en la pintura eran bien aprovechados por Levi Rost y Donaldson, muy activos y trabajadores a la hora de anotar.
Muy pronto la brecha fue ampliándose para los de Alejandro Martínez que cerraban los primeros 10 minutos con 15 puntos de ventaja (13-28). Fue el mejor momento de juego del equipo amarillo.

En el segundo cuarto, el Iberostar Canarias seguía haciendo su partido. Sumaba en todos los frentes. Cerraba con poderío el rebote defensivo, atacaba el aro y trabajaba la defensa con constantes entramados tácticos para ahogar a los anotadores leoneses. Mucho más se esperaba de los Manny Quezada, Franco Rocchia y en especial de JT Durley. Si no consiguieron anotar con mayor facilidad el culpable solo es uno: el buen trabajo atrás de los de Alejandro Martínez. El entrenador visitante buscaba rotaciones rápidas, mucho movimiento de banquillo para presionar físicamente a un equipo escaso de efectivos y con mucha fatiga en las piernas.

La segunda unidad de los visitantes mantenía el ritmo de los titulares y a base de rebotes ofensivos conseguía poner en jaque a un León que veía ampliarse la diferencia sin remisión. El resultado de 20-42 parecía definitivo. Sin embargo, León acostumbra a estos partidos, empezar mal e ir de menos a más. Es un equipo con raza y orgullo, que se deja llevar por un pabellón que anima sin cesar. Esto unido al acierto de Javi de Grado a la hora de modificar el sistema defensivo logró meter a los rojillos en el choque. El banquillo leonés cambió la defensa a un triángulo más dos en zona que atascó a los auenigros.

Los locales pudieron correr, recuperar sensaciones y sentirse cómodos para endosar un parcial 8-0 que se vio frenado con un mate espectacular de Richotti cuando los colegiados decretaban el descanso.

De vestuarios salió un León completamente desconocido. El conjunto local se dejó contagiar por la grada y se espoleó con un Javi Múgica artífice de todas las intentonas. El ala-pívot maragato desquició a Richi Guillén. Y es que el ex jugador de Baloncesto León vivió una de sus peores tardes, propiciada por el sistema defensivo de Javi de Grado. Había trabajado durante toda la semana el entrenador leonés la presión sobre el anotador visitante y se notó más aún porque en muchos momentos, Guillén no supo aprovecharse de los dobles marcajes que sufrió para doblar balones al hombre libre.

León iba a rachas. Lo mismo se desconectaba unos minutos del partido, que Múgica les enchufaba para colocar otro parcial 8-0 que les situaba solo siete abajo en el marcador. A la momentánea fiesta leonesa se unió JT Durley en el mejor momento de los rojillos. El Iberostar Canarias comenzaba a sufrir de verdad. Y es que de vivir un partido realmente cómodo pasaron a sufrir en el parquet, sintiendo el aliento de los leoneses en el cogote con una defensa asfixiante y, sobre todo, a ver como los castellanos apretaban el marcador hasta el 53-58 del final del tercer cuarto.

El último cuarto, como todo el partido, fueron dos momentos en uno. Por un lado el buen trabajo de León para seguir vivos en un partido en el que hacía rato que habían confiado su suerte a la épica. Por el otro lado, un Canarias que trataba de poner orden en el desconcierto y aplicar al partido su mayor calidad y su superioridad física. Yañez cortó la hemorragia con un triple y a partir de ahí el resto fue cosa de Alejandro Martínez. El entrenador tinerfeño llevó el partido a un choque de trincheras. Lo hizo tras el parcial de 0-10 que había vuelto a sumar los suyos y también después de ver como León seguía empecinado en vivir el partido en un pañuelo colocándose solo cuatro puntos abajo.

Iberostar Canarias frenó las ganas de correr de Baloncesto León, supo jugar con cabeza y situó el final del partido donde más le interesaba: una suerte de cara o cruz en los tiros libres donde se mostraron mucho más seguros después de que Donaldson anotase la última canasta en juego de un partido vibrante y brillante de los isleños.