«Sé base, ¡SIEMPRE!», artículo de Fernández Samaniego

He leído un interesante artículo en BASKETCONFIDECIAS.COM. Lo vi y se lo ofrezco, con permiso del autor y de mi amigo Paco Rengel, a los basketmaníakos, entendiendo que el basket no tiene, o no debería tener, trabas burocráticas a la hora de llevar a todos los rincones destistas algo bien escrito. Dice así:

«El base, ‘playmaker’, director de juego, ‘pointguard’, el ‘1’… una especie en extinción por culpa de una mujer, la tal ‘polivalencia’.

La inteligencia botando, el pálpito del juego, la visión, la rapidez, la improvisación y el control yendo de la mano; el tiro y la penetración, el pase picado, largo, corto y medio; una mano al cielo indicando jugada y la otra terrenal, serena y firme.

Controla el ritmo, el estilo de juego, la cadencia, el ‘timing’, la intensidad, las jugadas y su variedad y momento; el estado emocional suyo y de sus compañeros; enlaza con el entrenador, negocia con el árbitro…

Configuración cerebral especial donde algunas zonas tienen hipertrofiadas determinadas características:

• Lóbulo frontal: Desde aquí se regulan funciones como el pensamiento abstracto, juicio, capacidad de concentración y actividades motoras y asociativas. También en el lóbulo frontal hallamos el área de Broca ligada al lenguaje.

• Lóbulo parietal: Actúa como mediador de estímulos sensoriales cuya área se sitúa en la zona posterior de la cisura de Rolando, mostrando un elevado nivel de lateralización. Desde el hemisferio dominante se regula la orientación en el espacio.

• Lóbulo occipital: Constituye el área visual, que se localiza en la parte posterior del lóbulo, denominada área estriada.

• Lóbulo temporal: En él se halla la región auditiva. La estimulación del lóbulo temporal puede evocar recuerdos pasados.

No es el más alto, ni el más fuerte, ni el más rápido, ni el que mejor tira, ni el mejor defensor, ni el más anotador… pero aúna virtudes ajenas y propias y las utiliza a su servicio.

Mi reconocimiento a todos esos bases que hace 20 años nos demostraron que el baloncesto es ajedrez, orquesta, empresa, milicia, guerra y paz, sonrisa y llanto, dolor y fe… haciendo de peones o reyes según la ocasión, dirigiendo con varita, manejando empleados, siendo cabos o generales según necesidades, ganadores o perdedores, pero deportistas especiales, diferentes, únicos… Nunca podría haber sido otra cosa. Base…

Me imaginaba con el físico de José Luis Llorente, la defensa intuitiva de Pablo Laso, el desplazamiento lateral de Quim Costa, la capacidad anotadora de Jordi Soler, el descaro de José Luis Galilea, la mecánica de tiro de Alex Bento, los fundamentos de David Brabender, la velocidad de Toño Llorente, el tiro en movimiento de Edu Sabater, la elegancia de Jordi Puig, la experiencia de Chinche Lafuente, la potencia de José Ángel Arcega, la seguridad de Pepe Alonso, la sapiencia de Fede Ramiro, la determinación de Nacho Suárez, la frescura de Ricardo Aldrey, la juventud de Ruiz Paz, el manejo de balón de Azofra, el tiro exterior de Antúnez, el pase largo de Corbalán, el pase picado de Solozábal, la altura de Montero, la personalidad de Creus, la defensa de Nacho Rodríguez, la clase de Rafa Jofresa, la intuición de Tomás Jofresa, la persistencia de Salva Díez, el bote estático de Dicenta y el carácter de Luis Álvarez… entre muchos otros.

Si eres base, lo eres siempre, y estés donde estés observas, templas, mandas sin que se note, piensas, decides por ti y por los demás, eres Dios, eres Luz, eres cerebro. ¡Sé base! Siempre.

Aquí estoy, con el recuerdo de Essie Hollis, único de la época que jugaba de base, alero, pívot, entrenador y árbitro.

Artículo publicado en: http://ernestosport.blogspot.com