Así vio la Copa del Rey el «coach» chicharrero Felipe Coello

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Tras la victoria del jueves frente al teórico favorito, el Real Madrid, el FC Barcelona sumó más opciones para ser campeón tras ganar en semifinales al otro favorito que quedaba, el Caja Laboral, que además de estar en gran forma jugaba en su cancha y ante su público. Sin menospreciar al Valencia, ni mucho menos, hoy ha ganado su tercer partido en una fase final decreciente y que deja claro lo que muchos decíamos antes de empezar esta Copa del Rey, la final se jugaba el primer día y en el primer partido, el resto ha sucedido como la mayoría pensaba. Y eso que el Caja Laboral jugó muy bien tres cuartos hasta su suicidio colectivo en la recta final del partido con un 0 a 14 que dejó el partido sentenciado. Un partido en el que Juan Carlos Navarro, claramente lesionado, volvió a enseñar detalles de su calidad increíble.

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En la otra semifinal el Valencia jugó muy bien frente a un desangelado Gran Canaria que estaba sentenciado al descanso, 39 a 22, gracias a un Justin Doellman muy polivalente que fue el complemento perfecto de una buena línea exterior con Pau Ribas y Rafa Martínez que supieron controlar el juego de los de Pedro Martínez que no volvieron a contar con la ayuda importante de Xavi Rey al que Vitor Faverani superó con facilidad. Solo Ryan Toolson, Brad Newley y Spencer Nelson estuvieron a las alturas de las circunstancias aunque sus números mejoraron en la segunda parte cuando estaba todo decidido y el Valencia pensaba más en la final que en lo que quedaba por jugar.

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Ayer el Valencia de Perasovic también ha aguantado durante bastante tiempo gracias a un Vitor Faverani que sigue madurando y creciendo en su juego, demostrando ser un jugador de primera línea. Las faltas de Lishchuck y la pobre aportación de jugadores como Kelati o Rodrigo San Miguel tampoco ayudaron a que los valencianos pusieran más oposición en la recta final donde el Barça jugó como un rodillo apoyados en un magistral Marcelinho Huertas y un sólido grupo donde ni siquiera hizo falta que Juan Carlos Navarro anotara ni un solo punto en los ocho tiros de campo que intentó en los veinte minutos de juego que estuvo en la pista durante la final.

Sada, Mickeal, Tomic, Jawai, Wallace, Oleson y Lorbek, eran demasiados argumentos sumados a Huertas para que el Valencia pudiese controlar a un equipo que parece que va en línea ascendente y al que la llegada de Oleson, un «currante» en toda regla que puede anotar y defender como el mejor sin cometer errores dará el relevo necesario para cubrir los posibles huecos que puedan aparecer durante el resto de la temporada. Justo Campeón de Copa 2013, sin ninguna duda, que ha sabido jugar sus cartas en cada partido apoyados en su amplia plantilla llena de calidad y con los roles muy definidos. Creo que ahora con la llegada de Brad Oleson el Barça puede permitirse el lujo de darle el descanso que necesite Juan Carlos Navarro y llegar a la fase final de la liga con todas sus armas en perfectas condiciones y eso es decir mucho para el nivel de la plantilla que tienen.

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En este fin de semana pasado se cumplieron cinco años del título de Campeón de Copa de Leb Bronce con el CB Balneario de Archena. Para ser exactos fue el sábado 9 de febrero de 2008 y en aquel partido pasamos por encima del Ciudad Torrealta de Molina de Segura, que por entonces era el equipo senior del club AD Molinense, en un partido que empezamos perdiendo 28 a 21 en el primer cuarto y que luego dejamos listo en los dos siguientes con un parcial de 25 a 55.

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Al final ganamos aquella primera Copa Leb Bronce, 70 a 91, que se jugó en Vigo y donde pasamos un par de días memorables que se cerraron con aquel partido y aquella victoria frente a nuestro rival por antonomasia en aquella época.

Un recuerdo desde mi blog para todos aquellos que estuvieron conmigo en aquel equipo, Gonzalo Ávila, José Antonio Fernández, Javier Martín, Pepe Llorente, Cesar Morales, Juanjo Coello, Iván Aparicio, Javi Ruiz, Juanje Martínez, Rubén Ruiz, Brett Beeson, Joe Dabbert, Gonzalo Rodríguez, Antonio Ruiz, Tomás Abad, Ñoño García y Juan Marcos Cervantes, un equipo en toda regla con el que pasamos una temporada inolvidable y al que solo le faltó proclamarse campeón de liga en aquella final a cuatro de Cáceres.