El Barça cayó en Atenas

El FC Barcelona Regal presentó soluciones. Supo remontarle 15 puntos al Panathinaikos, encontrar soluciones ofensivas y hasta ahogar a su rival en defensa. Pero volvió a caer, como condenado por los partidos que se deciden en un solo acierto (o un solo error). Los griegos, a un solo triunfo de la Final Four

Territorio de nadie es territorio trébol, parece querer decir el juego de las caras y las cruces. Tercer partido de la serie y tercer partido decidido punto a punto. El FC Barcelona Regal pudo haberse llevado la victoria. Pero no lo hizo. Y el match ball ya está en el OAKA, que el jueves podrá dictar sentencia. 1-2 para Panathinaikos: a un solo paso de enfrentarse al Real Madrid en la Final Four de Londres.

Los griegos habían tenido un inicio inmejorable, en el que su defensa de libro noqueó al Barça Regal y su ataque gozó con porcentajes espléndidos. Pero los azulgranas supieron volver a flote. Apostando por un trío exterior netamente ofensivo y con una extraordinaria defensa zonal, le dieron la vuelta al encuentro. Con la anotación de Juan Carlos Navarro y Sarunas Jasikevicius primero y de Ante Tomic después, se colocaron con ventaja. Partieron por delante en el marcador en la recta final, donde el PAO apuesta sin ningún temor todo o nada por sí mismo. En el lugar donde quieren estar, los griegos volvieron a sacar el partido. Dos puntos de diferencia. El emplazamiento preferido para los atenienses.

El escenario, eso sí, había cambiado. El Palau Blaugrana no es el OAKA. Pero ni el OAKA de hoy parecía el OAKA de siempre. Con redes protegiendo la pista de un posible lanzamiento de objetos, la percepción de peligrosidad parecía querer rebajarse después de que el ambiente se caldeara en los enfrentamientos precedentes. Las imágenes televisivas no registraron incidente alguno. El pabellón, eso sí, registraba un imponente lleno.

Foto Euroleague/Getty

Las constantes lanzan al Panathinaikos

Las constantes que venían marcando invariablemente la eliminatoria se mantenían, como si los partidos de esta serie solo pudieran tener un único esquema. El Panathinaikos buscaba a Sofoklis Schortsanitis en unos ataques que acostumbraban a eternizarse, llevando el tanteador a números bajos. Dígitos que solo modificaba, por parte azulgrana, Juan Carlos Navarro, que encestaba dos triples por todo acierto del Barça Regal en cinco minutos.

El conjunto culé planteaba el mismo sistema de ayudas sobre Sofo, aunque, después de un primer éxito defensivo, el pívot griego empezó a encontrar las soluciones que no había hallado con anterioridad. Sacó un balón para el tiro de Jonas Maciulis, le forzó dos faltas al juego interior azulgrana, posibilitó un triple abierto fácil para James Gist y anotó una canasta que ponía al Panathinaikos 8-6 (minuto 6).

Tras salir a pista, Erazem Lorbek empezó atacando con decisión el aro desde el exterior, algo que los azulgranas llevaban echando de menos durante toda la serie. Con Navarro sometido al desgaste de la física defensa, el Barça Regal necesitaba del acierto de otros referentes. El que lograba Lorbek forzando la segunda personal de Gist, que le mandaba al banquillo.

Aunque la salida de Dimitris Diamantidis a pista (había sido titular, pero Argiris Pedoulakis le sentó nada más ver la composición del quinteto azulgrana) empezó a descolocar la defensa azulgrana. Con el base griego penetrando a placer, los verdes ponían distancia (15-10). Algo que, junto a la rigurosidad arbitral con los interiores azulgranas situaba en problemas a los de Xavi Pascual, que caían por 8 puntos con los tiros libres helenos (18-10).

El acierto culé, como ya es costumbre en la serie, se arrastraba. Tras la canasta inicial, los tiros de Lorbek se contaban por errores. También los de Víctor Sada, que lanzaba con decisión, mas escasa fortuna. El Barça Regal terminaba el primer periodo con 10 puntos de desventaja y un acierto del 26,7% en tiros de campo. La física y cerrada defensa griega seguía dificultando los estáticos del un Barça Regal al que constantemente se le negaba la carrera. Las constantes se mantenían.

Pero, por el contrario, el Panathinaikos había mejorado en ataque. Especialmente Diamantidis, con penetraciones que apenas había dejado ver en los dos partidos anteriores. Ni el triple de Sarunas Jasikevicius al inicio del segundo periodo impedía que la diferencia creciera (27-14, minuto 13), sustentada en el acierto heleno, superior al 64% en tiros de campo. Con un alley-oop lejano de Diamantidis para Stephane Lasme, el PAO se permitía el lujo del espectáculo ante un FC Barceona Regal carente de pasión. La diferencia ascendía a 15 puntos.

Bramos, el castigador

Tras el tiempo muerto de emergencia, los catalanes empezaron a sacar rédito de sus existentes ventajas en el poste bajo. Ante Tomic y Lorbek, por dos ocasiones, castigaron en la pintura, reduciendo la desventaja hasta el 31-20. Aunque, en el otro aro, el Barça Regal no era capaz de dificultar los ataques rivales al mismo nivel que lo hacían los griegos. Con Diamantidis, como siempre, de comodín defensivo, el Panathinaikos hacía de la circulación azulgrana un dolor que solo Jasikevicius soportaba. Con dos canastas suyas, el Barça Regal se colocaba en una diferencia que le metía de nuevo en el partido (33-25).

Pero apareció el castigo heleno. Cuando asomaba el mejor momento culé, recortando la diferencia hasta los seis puntos, el PAO se resarcía con complicadísimas canastas, como un triple lejano y al borde de la posesión de un castigador Michael Bramos, que se iba al descanso con 11 puntos en su casillero (sin fallo en el tiro). La salida de Schortsanitis volvía a poner en problemas al Barça Regal, que se iba a vestuarios con peores sensaciones de las que presagiaban la recuperación en el segundo periodo (38-29).

El trío exterior lo cambia todo

En la reanudación, el Barça Regal intentaba despegar en ataque con tres hombres con dinamita, como son Jasikevicius, Navarro y el último Álex Abrines. En defensa, se protegían de su debilidad (y de la posibilidad de que los exteriores griegos les postearan) con una zona 2-3. Y, si bien en ataque el equipo sacaba partido de la dinamita necesaria, un par de pérdidas permitían contraataques helenos. Lo único que permitía a los griegos no perder toda su diferencia, pues, en ataque estático no lograban tumbar la zona azulgrana. Pero el Barça Regal había vuelto a la vida.

El acierto ofensivo estaba de vuelta y, con un triple de Navarro y una penetración de Abrines, el Barça Regal se colocaba a uno. Un gancho de Tomic hacía el resto: el PAO, noqueado, ya estaba por detrás en el marcador. Con Navarro ya al mando de las operaciones ofensivas, el marcador ya se había instalado en la alternancia que venía dominando la serie. Tomic tomaba el relevo anotador del capitán y el Barça Regal parecía despegar.

El potente trío exterior azulgrana (incluso con la salida de Huertas, pese a su desacierto) había cambiado las estructuras defensivas y ofensivas del encuentro. Los de Pedoulakis nunca habían estado tan atrapados ni los de Pascual se habían visto antes más cómodos en ataque. El parcial de 12-22 en el tercer periodo lo explicaba con exactitud (50-51). El partido, cómo no, había regresado a la incertidumbre, al punto a punto. A los cauces conocidos.

Territorio de nadie, territorio griego

Lo dulce del momento azulgrana se alargaba en el último periodo. Panathinaikos seguía atascado en ataque. Bramos había salido del trance y los interiores catalanes seguían castigando. Entre Lorbek y Tomic colocaban el 50-55. Pero la dificultad para anotar por parte de ambos equipos era la que situaba el partido en las coordenadas que los helenos siempre habían deseado. Aquellas en las que cada canasta cuenta, cada decisión puede definir el partido. Esa era la filosofía que había llevado al PAO a hacerse con el factor cancha. La que podía hacer que el trabajo azulgrana se fuese por la borda.

Y es que un par de canastas de Gist ponían el partido en un puño (55-57, minuto 35), Tomic cometía su cuarta falta personal y, a pesar de que Abrines culminaba un contraataque con un poderoso mate con oposición, el partido estaba en territorio de nadie. Que, por naturaleza, ha sido territorio griego.

El reto crecía cuando Nathan Jawai cometía su cuarta falta personal, el Barça Regal no tenía éxito en ataque y Dimitris Diamantidis levantaba al OAKA, que no es poco. Un triple del genio griego devolvía la ventaja a los suyos (59-57). Dos triples fueron la respuesta CJ Wallace (su primero en la serie) y Saras (tercero de la noche en tres intentos) volvieron a cambiar el marcador (59-63). Los cambios entre defensa zonal e individual desconcertaban a los griegos.

Pero la solidez mental del Panathinaikos apunta a lo infinito. Cuatro puntos que parecían encarrilar el partido para los visitantes se deshicieron en segundos. Una buena circulación griega para mate de Lasme y una pérdida de balón azulgrana que vino seguida de otro triple de Diamantidis. Este, a tablero. 65-64, el Panathinaikos ya volvía a tener ventaja. Había llegado el último minuto. El todo o nada volvería a ser premio o condena.

Y volvió el juego del acierto y el error. Tomic erró dos tiros libres. El PAO perdió el balón. Sada e Ingles no se atrevieron a lanzar. El tiro de Jasikevicius no entró. Sí lo hizo el primer tiro libre de Gist (65-63). Navarro recorrió la pista, pero el triple desesperado no entró. El Barça Regal volvió a sufrir la cruz. El OAKA celebró la cara.