Spanoulis lleva a la gloria a Olympiacos

Basketball Euroleague Final Four 2013
Londres, 12 May. 2013.- La corona sigue siendo suya. Olympiacos entra en la historia con su segundo título consecutivo de Euroliga. Olympiacos no es casualidad. No es una remontada increíble, un día mágico para romper con el orden establecido. Olympiacos es un bicampeón de Europa. Y Vassilis Spanoulis la estrella que más alumbra.

Tras un sobrenatural primer periodo del Real Madrid, el conjunto griego fue superior. Supo contener la ofensiva blanca, fue capaz de volver después de encontrarse 17 puntos por detrás en el primer periodo. Una vez más, al igual que en la semifinal frente al CSKA Moscú, supo reducir al rival a su mínima expresión durante muchos minutos. Fue capaz de recuperar terreno sacando partido de sus múltiples amenazas ofensivas y esperar a la estrella. Esperar al calor de Spanoulis. El escolta llevaba 0 puntos y -10 de valoración al descanso. Pero en la segunda mitad estalló. Con todo. Para alzar otro título particular, que sumar al doble MVP: el de jugador más resolutivo de la temporada. Un encuentro de estrella europea absoluta: 22 puntos en la segunda mitad.

El Real Madrid lo intentaría hasta el último momento. Dejó un primer cuarto memorable, pero la historia la escribió Olympiacos. Por segunda vez. Y el partido solo hace que engrandecerla: 100-88, con espectáculo ofensivo durante muchos momentos y buenas actuaciones individuales.

Un primer cuarto para la Historia

Como si la historia quisiera cerrar un pequeño círculo en la figura de Georgios Printezis, el ala-pívot anotó la primera canasta de la final. La última de 2012 y la primera de 2013 tenían un protagonista y una ejecución calcadas. El círculo victorioso del inesperado doble finalista Olympiacos. Aunque ahí acabaría esta historia. El primer periodo no permitiría extenderla más.

El Real Madrid contestaba desde la línea de tres. Los triples de Rudy Fernández y Nikola Mirotic, más la presencia de Mirza Begic en ambos lados de la cancha (tapón en defensa y canasta para redondear la jugada), permitían a los blancos coger forma con un 4-8. En ataque, Rudy buscaba la responsabilidad que le corresponde a una estrella de su calibre. Había llegado el día D. Y Rudy salía decidido a garantizar su presencia en él. Aunque el gran impacto de los primeros minutos lo causaba Mirza Begic, cuya presencia defensiva impedía que los exteriores atenienses alcanzasen el aro en sus penetraciones. Su impacto defensivo complementaba a la perfección la autoridad blanca en la otra mitad.

El acierto y el talento hacían el resto. Sergio Llull anotaba el tercer triple blanco (de cuatro intentos). Y Mirotic le jugaba de espaldas a Printezis para terminar magistralmente el aro pasado (5-13). Y la afición madridista llenaba el aire del O2 Arena, pese a la ventaja numérica de El Pireo, más ruidosos por definición.

La final se embellecía. El nivel ofensivo del Real Madrid rozaba la excelencia: Carlos Suárez anotaba tras jugársela al poste bajo. E, inmediatamente, le contestaba su par, Kostas Papanikolaou, con un potente mate.

Pero el 7-17 reflejaba a la perfección el increíble funcionamiento del Real Madrid. No solo porque Rudy Fernández se jugara el uno contra uno para terminar en un increíble triple, sino –y especialmente–, porque su rendimiento defensivo estaba bastante por encima de su media. El acierto sobrenatural (5/6 desde el triple) hacía el resto: 10-23 (minuto 9), con Llull comodísimo en la pista, forzando en los momentos apropiados, amenazando desde el triple. Y corriendo a la perfección. Los errores de Olympiacos eran inmediatamente transformados en velocidad por parte del Real Madrid, con Rudy como punta de lanza para alcanzar el 10-27. Llull ya estaba en 12 de valoración. Fernández en 11. Spanoulis, -9. El contraste entre las estrellas era el mismo que el del marcador. La exhibición en el primer cuarto había sido extraordinaria. Y, lo más importante, confirmaba la madurez y capacidad competitiva del Real Madrid.

Del blanco al rojo

La competitividad ateniense no se hizo esperar. En el segundo periodo, tres pérdidas de los blancos (que habían cometido solo una en todo el primer periodo) forzadas por un claro incremento en la intensidad de la defensa de los de Georgios Bartzkoas, cambió el color en poco más de dos minutos. Pero Antic anotaba un triple al borde de la posesión. Y Stratos Perperoglou cerraba el parcial de 8-0, durante el cual la afición ateniense celebraba canastas como triunfos. Y Pablo Laso tuvo que recurrir al tiempo muerto para frenar la caída de una ventaja que ya estaba solo en nueve (18-27).

La verticalidad y agresividad hacia el aro de Rudy permitió calmar el dolor. Pero quedó ahí. El color del partido había mutado. Ahora era el Olympiacos el que circulaba el balón hasta encontrar buenas situaciones de tiro. El que desarmaba al Real Madrid.

Los blancos se veían obligados a mantener el tipo defensivo para no perder por completo su ventaja, pues los riesgos ofensivos del primer periodo eran, directamente, errores, en el segundo. El conjunto blanco había perdido el acierto exterior, así como las ansias de comerse el aro. Y, con él, el mundo. Aunque la identidad parecía permanecer inmutable y, a veces, recompensaba, como en la magnífica triangulación que terminaba en alley-oop de Felipe Reyes para Marcus Slaughter (24-33). Para atajar los problemas, Laso devolvía a pista a Llull, la amenaza que los blancos habían perdido. Y es que, como equipo que nace desde lo ofensivo, el Real Madrid necesitaba volver a sentirse poderoso en ataque para volver a incrementar su nivel defensivo.

Absoluto control del reobte defensivo, velocidad, Acie Law retomando la verticalidad y el acierto de Llull… El cambio de papeles entre blancos y rojos era total. Hasta el 34-37. El buen hacer de Sergio Rodríguez en los últimos minutos del cuarto, que ayudaron a colocar el (34-41), se vieron empañados por una falta en el intento de triple de Kostas Sloukas, que hizo que los atenienses se fueran al descanso solo con cuatro puntos de desventaja (37-41). El 27-14, explicativo parcial.

Basketball Euroleague Final Four 2013

Alternativas y estrellas: de Spanoulis a Rudy

Con el regreso de Mirza Begic en el tercer cuarto, los blancos recuperaron uno de los pilares del increíble primer periodo. Y respondía con un tapón y una canasta bajo aros.

Pero no era el suyo el nombre. Si llevas –10 de valoración al descanso y eres una resolutiva estrella, eres capaz de aparecer y anotar tres triples en un minuto y once segundos para terminar de darle la vuelta al partido (48-45). Vassilis Spanoulis, se llama. MVP de la temporada en al Euroliga, de la última Final Four. Y con el título de estrella del Viejo Continente que imprime su sola y entera presencia. Él había acabado de fundir el increíble primer cuarto blanco.

Y El Pireo hundía el O2 Arena. Porque el deseo de Olympiacos era infinito. Cuando Mirotic se escapaba para el mate al contraataque, apareció desde detrás Kyle Hines para impedirlo (en la caída, el montenegrino se lastimó en la rodilla derecha) y que Law culminara bellamente el contraataque. Los griegos eran capaces de llevar a su terreno todo cuanto los blancos pretendían llevar a cabo: 52-46 y tiempo muerto obligado de Laso.

La endurecida defensa ateniense no permitía al Madrid jugar con comodidad. Aunque llegaría un parcial de 3-10 con varios factores determinantes. Pablo Laso dispuso una defensa en 1-2-2 con Slaughter en la primera línea que desconcertó a los atenienses, que vieron después como Dontaye Draper aparecía para defender individualmente a Spanoulis, en la paradójica situación de encontrarse en valoración negativa pero, a la vez, liderando meritoriamente a su equipo. Con los puntos de Slaughter y Rudy Fernández asumiendo el papel de estrella en ataque, el Real Madrid se colocó 55-56. La ventaja volvía a ser blanca.

La batalla de Felipe Reyes, que se convertía en el máximo reboteador ofensivo de la historia de la Euroliga, y el despliegue ofensivo de Rudy Fernández –tomando responsabilidades ofensivas, y respondiendo, a nivel de estrella– permitían al Real Madrid volver a empatar cuando el Olympiacos respondía. La técnica por fingir una falta en ataque a Sloukas volvía a permitir el empate. 61-61 en un bello encuentro que lo dejaba todo en el aire. Para que decidiera el momento de la verdad.

Spanoulis lleva al Olympiacos a la historia

Con tres bajitos en la línea exterior (Draper-Rodríguez-Carroll), Perperoglou buscaba el poste bajo ante su par. Y el Real Madrid debía trabajar llegando por detrás en el marcador. Un par de errores de Sergio Rodríguez permitía que el Olympiacos obtuviera velocidad en las transiciones. El Real Madrid cometía faltas muy pronto en el último periodo y Llull, sucumbiendo a la presión griega en primera línea, permitía que el conjunto de El Pireo obtuviera de nuevo el balón. Y que volviera a aparecer Spanoulis para enterrar el concepto de la valoración en lo más hondo del Támesis. Qué importa el ranking si hay un prohombre capaz de darle la vuelta a un partido. Capaz de anotar para hacer desgañitarse a los suyos. Capaz de poner el 70-62 (minuto 33) y obligar al rival al tiempo muerto.

Los blancos volvían a recurrir a variantes defensivas, y Jaycee Carroll se recuperaba a sí mismo tras cuatro tiros fallados y, con un triple, devolvía la esperanza al Real Madrid, que no anotaba un tiro de campo desde hacía seis minutos y medio.

Pero la respuesta de Olympiacos era todavía más contundente si cabe. Primero, el triple de Perperoglou. Luego, el de Sloukas. Y 75-68 contra el que el Real Madrid ya solo contestaba desde el tiro libre, con bonus durante siete minutos. El dos más uno de Giorgi Shermadini y la técnica a Slaughter por flopping terminaron suponiendo una extrema condena para el Real Madrid: 82-70 con 4:47 en el marcador. La hinchada ateniense lo celebraba como el mantenimiento del título. Olympiacos hacía méritos, con una extrema capacidad de resolución, carácter ganador, capacidad para incomodar a los rivales y penalizar todos y cada uno de sus errores. Papanikolaou machacaba al contraataque y el +14 ateniense ya parecía irrecuperable.

La sensación de dominio del último cuarto se reflejaba en los gestos de rabia, en la forma de morder, en la de buscar el aro. A falta de cuatro minutos, el Real Madrid ya buscaba ataques rápidos. Con cuatro exteriores en pista, buscando descaradamente la anotación de Sergio Rodríguez, Llull, Rudy y Carroll. Olympiacos, perfecto conocedor de su ventaja, administraba cada bote, cada segundo. Y las caras del banquillo madridista lo reflejaban.

Solo el deseo de Sergio Rodríguez, con ocho puntos consecutivos comandando sin miedo alguno el ataque blanco permitía que la diferencia se redujera a ocho puntos (87-79). Pero Spanoulis inauguraba el modo supernova para encestar su quinto triple y hacer que las opciones blancas quedaran en un espejismo (90-79, a falta de 1:40).

El Real Madrid lo siguió intentando hasta el final. Y consiguió dignificar todavía más el título de Olympiacos. Con una final de 100-88. Olympiacos.

La historia ya coloca su nombre al lado de los de Jugoplastika y Maccabi Tel Aviv. Estambul. Londres. Back to back.

David Vidal
ACB.COM