Para Julio Lamas, el Premundial de Caracas es todo un desafío, pero…

“No le temo al fracaso”

Lamas le pone el pecho al Premundial y afirma que está preparado para lo que sea: «Es un nuevo desafío para mí». El entrenador habla de las presiones, el recambio, la inactividad y un balance de su ciclo.

Está tranquilo, consciente y confiado. Es más, se lo percibe más sereno de cara a este Premundial, que en las previas del Preolímpico y los Juegos de Londres. Nada es casual. Una de las razones puntuales por las que Julio Lamas es, junto con Sergio Hernández, el mejor entrenador del básquet argentino, tiene que ver con su capacidad innata de potenciar jugadores. Por eso no le teme al desafío de Caracas: lo asume como un nuevo reto en su carrera. A su juego lo han llamado. “Como todas las cosas en la vida, todo tiene su costado positivo y su costado negativo. Podemos asumir los defectos de ser un equipo joven. Pero también tenemos que aprovechar las virtudes de esa misma condición. No vamos a ganar partidos en el último minuto con oficio y experiencia como pasó hasta hace poco tiempo. Lo ideal es encontrar el equilibrio”, arranca su mano a mano con Olé.

-¿Te representa algún tipo de dolor de cabeza pasar a dirigir un equipo totalmente distinto de un año a otro?

-No. No me molesta la mutación. He vivido las dos situaciones varias veces. En la Selección y en clubes en los que iniciaba nuevos procesos. No es un escenario nuevo. Y no me altera en nada. Yo soy un hombre de equipo y mi estilo de liderazgo busca siempre sumar para el grupo. Ninguna individualidad está por encima del conjunto y ningún jugador está por encima de la Selección. La camiseta es sagrada.

-¿Lo tomás de manera personal? ¿Es una meta demostrar que podés darle forma a la transición?

-(Piensa un rato). Es un nuevo desafío para mí. Aunque el anterior también lo era. Porque si bien mi rol era más invisible también había necesidades por resolver. La autogestión no existe. Ese grupo necesitaba otras cosas. Este plantel, en cambio, requiere demandas más concretas: ser guiado desde el oficio y la experiencia. Hay que llevar la iniciativa. En este aspecto puntual el aporte de Luis (Scola) es muy importante y significativo. Me ayuda mucho.

-¿Le ves proyección a…?

-(Interrumpe). Yo lo tomo como un desafío personal. En el deporte profesional hay presiones, porque la demanda de resultados positivos es permanente. Pasará ahora, como pasó en los dos años anteriores. Porque si no ganaba con los jugadores que tenía era un problema. Acá hay exigencias. Y está bien. Siempre existirán dirigiendo la Selección.

-¿Percibís puntos en común con el equipo del 99 o son sólo habladurías?

-En muchas cosas hay similitudes, sí. Por eso me lo preguntan tanto. Yo no soy la misma persona que en ése entonces. Es decir, lo soy, pero 14 años más grande. Cambié como entrenador. Pero definitivamente me agrada la chance de volver a afrontar ese reto.

-En circunstancias como éstas, ¿es el entrenador el que debe adaptarse a su nuevo plantel o es el plantel el que debe acatar las reglas ya establecidas previamente?

-Yo lo pienso de la siguiente manera: mi exigencia siempre es que los jugadores se adapten a mi sistema de juego defensivo. En ataque, en cambio, mi construcción suele estar atada a los jugadores con los que cuento. Es más, elaboro junto con ellos. A este equipo le hemos preparado un sistema de juego diferente al de 2011 y 2012. Y no me molesta reconocerlo. El año pasado teníamos una serie de acciones con pick and roll central para Manu y Manu no está. Y Pablo (Prigioni) era segunda opción y tampoco está.

-¿Te pesó la inactividad sin dirigir?

-Y… Me llevó tres o cuatro partidos reacomodarme, la verdad. Volver a anticiparme a las acciones y no contestar. O el ritmo de entrenamiento. En eso la Copa Stankovic me ayudó mucho. Fueron diez partidos y 21 días de práctica. Voy a llegar a Caracas con 20 juegos encima. Ya estaré de vuelta en el ruedo.

-¿Extrañás el día a día?

-Después del verano lo extrañé. El vestuario, en primer término, y los partidos y los entrenamientos luego.

-¿Y eso te lleva a considerar la posibilidad de volver a dirigir durante la temporada?

-No tengo ningún plan hasta que termine el Premundial. No voy a arrancar con ningún equipo la Liga. Eso está claro. Tengo contrato full time con la CABB hasta 2014. Creo que no es más momento de hablar de mí.

-Si tuvieras que hacer un rápido balance de tu ciclo, ¿qué conclusión sacarías?

-Mirá, en el momento que agarré, las primeras conversaciones giraban en torno al recambio generacional, que se pronosticaba inminente. Yo sentí que podíamos estirar la presencia de jugadores y un equipo fantástico y aposté a ello. Así recorrimos Mar del Plata y Londres. Este año se da el primer paso del gran recambio. El camino que hicimos hasta acá lo evalúo positivo. Tuvimos buenos resultados, buen nivel de juego. Trasmitimos el orgullo y la pasión por jugar. En esta ocasión enfrentaremos un examen totalmente diferente. Todos juntos: los jugadores y yo.

-¿Puede llegar a ser un punto de inflexión?

-Desde afuera va a ser un punto de inflexión, no tengo la menor duda. Desde adentro debemos tener la suficiente inteligencia para enfrentar lo que venga en caso de que el resultado no sea positivo. No debemos despreciar por ninguna circunstancia a este grupo de jugadores. Porque tienen futuro en la Selección. Si clasificamos, habrá alegría de todas las partes y a nadie le preocupará nada.

-Si la Selección no entra al Mundial no faltará la mirada existista que diagnostique un fracaso. ¿Estás preparado para ese virtual escenario?

-Estoy preparado.

-¿Le temés o no te importa lo que digan los de afuera?

-No, me importa todo y le tengo respeto a cualquier situación. En la previa uno siempre intenta pensar positivamente y no distraerse del foco… Pero no le temo al fracaso. En mi carrera me ha tocado ganar y perder. Muchas veces. Insisto: siempre existirán presiones dirigiendo a la Selección.

ENTREVISTA PUBLICADA EN LA WEB ARGENTINA SOLAMENTE BASQUET