«Albert Agustí, obligado a despedir mañana a todos los directivos de la ACB», artículo de elcapitaenciam

PUBLICADO EN EL BLOG CESTISTA «EL CONTRAATAQUE»

Todas las miradas se centran en Albert Agustí. Es el momento de tomar decisiones, en Noviembre cumplirá dos años de su nombramiento como Director General de la ACB. A Agustí no se le concedieron los 100 días de gracia. Fue Jordi Bertomeu quién los rompió anunciando que la siguiente temporada se disputarían partidos de la Euroliga los viernes. Nacía la Euroliga 3.0 con el fin de aumentar la asistencia de los partidos con el fin de acercarse a la disputa de encuentros los fines de semana. Agustí debía ponerse al día para saber quién era quién en el baloncesto español, desde José Luis Sáez a todos los directivos de la ACB. Albert Agustí una vez firmado su contrato como Director General tenía la libertad absoluta para hacer y deshacer en el organigrama directivo. No hizo apenas modificaciones y consintió que todos los directivos que se encontraban en ACB mantuvieran su posición de privilegio en la Calle Iradier.

Poco a poco se manifestaban acciones, reacciones y decisiones que auguraban que los directivos de la Calle Iradier defendían la causa de Eduard Portela y no los intereses propios de la ACB. Albert Agustí seguía consintiendo la actitud de los mismos directivos, confundido por su inexperiencia en la ACB y confiando en los conocimientos adquiridos durante tantas temporadas acumulados en los despachos y ordenadores de la Calle Iradier. Agustí no llegaba a asimilar que toda decisión que él tomaba no era boicoteada por el bien de la competición sino que estaban boicoteadas por órdenes de Eduard Portela, Presidente de Honor de la ACB que se resistía a mantenerse al margen. Agustí desoyó a quién le aconsejaba que apartara a Eduard Portela de su despacho de la ACB, y si no lo hacía volvería a tener problemas. Todo estalló la semana pasada.

Había un dicho entre los clubes que al firmarse el acuerdo con Plátano de Canarias decía “¿y ahora quién se resbalará con la piel de plátano?”. Un nuevo patrocinador que aportaría ingresos suficientes para afrontar un despido de algún directivo en ACB. Albert Agustí destituyó a Alberto García Chapuli consciente que la decisión sería apoyada por Portela. Una vez que Chapuli se presentó en su despacho avisándole que no tenía ningún poder para despedirlo comenzó a cambiar todo. Mario Hernando no oficializó el comunicado de prensa, y Esther Queraltó quedó delatada por no certificar en el acta asamblearia el acuerdo de quitarle los poderes arbitrales a Portela. El sabotaje ya había tomado forma. Todo avanzó durante la semana hasta destaparse lo más increíble del asunto. Portela organizando una cena para Juan Carlos Sánchez para diseñar el golpe de estado en la Calle Iradier para despedir a Albert Agustí. Hechos que exponen la realidad del Director General, ya no era boicotear una decisión sobre una sede de la Copa del Rey, era simplemente poner fecha y hora para el despido del Director General.  Su cabeza servida en bandeja de plata para que Portela asumiera las funciones ejecutivas de la ACB. La restauración del Portelato dos años después del Motín del Frontón.

Agustí se expone a un juicio sumario el próximo miércoles (mañana para el lector) y deberá mostrar fortaleza y determinación. Exponer más decisiones para el miércoles por la mañana.  La fortaleza y determinación parte de exponer un proyecto para el futuro de la ACB, tanto económico, como mediático como social. Sólo lo conseguirá planteando más despidos. Agustí está obligado a presentar el despido de todos los directivos de la ACB. Todos. Esther Queraltó como Secretaria General, Gerard Freixa como Director Financiero, Mario Hernando como Director de Comunicación,  Joan Manel Carreras como Director de Marketing, Joan Roca como Director del Departamento de Scouting y también derrocar la figura de Eduard Portela por sus movimientos hostiles a la figura de Albert Agustí en los últimos meses.

Seis despidos para completar el derribo del árbol de la Calle Iradier. Una decisión contundente no solo para fortalecer la figura de Agustí sino para que a partir de ahora se convierta en el máximo responsable de todas las decisiones y criterio que tome la ACB a partir de ahora. Su proyecto y su liderazgo para emprender lo que en la Asamblea se aprobó pero Esther Queraltó quebró en las actas. Directivos en dejadez de funciones para erigirse en meros partisanos de Eduard Portela. Defender la causa de un presidente de 79 años que sólo ha intentado recuperar el poder arrebatado por los clubes en su momento. Motivos suficientes para que Albert Agustí sea valiente de una vez por todas. Todo sobre la mesa. Derribar el árbol enfermo, arrancar sus raíces, plantar uno nuevo y ayudar a levantarlo.  Si Agustí no es valiente en su decisión se expondrá a que los clubes decidan asaltar la sede de la ACB. Que no quede ni el apuntador en la Calle Iradier.

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