«Rasmus Larsen, el talento que vino del frío, y la labor de la ACB de acercar el baloncesto a los aficionados»

ARTÍCULO DE OPINIÓN DE elcapitaenciam  EN «EL CONTRAATAQUE»

Cuando la ACB presentó su anuncio de la temporada debía partir por ese camino. La promesa del espectáculo partía de la promoción de jugadores jóvenes candidatos a ser iconos juveniles. RasmusLarsen como talento que vino del frio. Fichado la temporada pasada por Pere Capdevila, contrato de dos temporadas más dos temporadas adicionales. A su edad, 18 años, ya está representado por uno de los mejores agentes europeos, Stefano Lupatelli, agente de Sarunas Jasikevicius y Erazem Lorbek. Su partido de ayer contra la Penya causó impacto, por su influencia en el juego así como una destacable estadística sólo emulada por Ricky Rubio. 21 puntos, 13 rebotes y 37 de valoración. Una gesta que ya se comenzaba a intuir el pasado miércoles en la semifinal disputada contra la misma Penya en Fontajau. Larsen ya apuntaba maneras.

Todo ídolo parte de un momento de épica para iniciar el proceso hacia la devoción a un personaje. El Bàsquet Manresa y la propia ACB tienen ahora el punto de partida para iniciar un nuevo proceso promocional. Añadido al debut de Domantas Sabonis, un jugador con ficha de vinculado que no recibe una contraprestación económica puesto que tiene en mente acudir a una Universidad américana en el futuro. Talentos a bajo coste, explotación rentabilísima para una competición devaluada en cuanto a iconos reconocibles para el público. Jugadores jóvenes para captar una audiencia más joven, adolescentes que siguen idolatrando a jugadores de futbol en televisión de pago pero sensibles a decantarse por un baloncesto ACB en abierto. Redes sociales, páginas web y videos difundidos en Youtube; la ACB, al igual que lo sucedido con Josh Ruggles en Vitoria con el concurso de triples, sigue ofuscada despreciando lo sucedido en las últimas horas. Ni un solo vídeo de Larsen ni una mera presentación del jugador.  El proceso de idolatría parte principalmente por dar a conocer a un jugador que sigue siendo un desconocido.

Rasmus Larsen partió de minutos y confianza por la ausencia de Josh Asselin que todavía no ha recibido el transfer  tras jugar en Irán los últimos meses. Una situación similar a cuando Pau Gasol aprovechó la confianza de Aíto tras el concurso de Rony Seikaly con la camiseta azulgrana. Impacto inmediato de un jugador con una extraordinaria movilidad y una inmensa envergadura. Larsen es otro perfil de jugador, un tronco superior más desarrollado y una interesantísima altura que lo puede hacer muy destacable a ojos de los scouters tanto nacionales como extranjeros. Por el momento el jugador deberá seguir formándose superando en el corto plazo el nivel de expectativas que el aficionado depositará en él a partir de ahora. Bendita situación tras un partido estelar con una carta de presentación verdaderamente impactante.

El concurso de Larsen merece una reflexión en una competición que se vanagloria de su intenso trabajo formativo pero que a la hora de la verdad es incapaz de iniciar el proceso para hacer de los jugadores jóvenes iconos adolescentes. Trabajo promocional, un desarrollo de un plan de carrera para conseguir que los rostros de los jugadores sean reconocibles para un público desapercibido ahora en los targets publicitarios de la competición. Es lo único a lo que se puede aferrar la ACB para levantar el interés por su propia liga, una competición doméstica de bajo coste cuyo interés se reduce a los partidos de Copa y los partidos disputados entre Barça y Real Madrid. Hacer una liga ACB de jugadores y dar rostros nuevos para alimentar la fe al aficionado al baloncesto. Sirva como ejemplo a todo un Josh Ruggles que procedente de USA y con 16 años no paró de hacerse fotografías y de firmar autógrafos a los aficionados adolescentes presentes en el Buesa Arena tras ganar el concurso de triples a Jaycee Carroll.

Iniciar un proceso que en baloncesto no es nada novedoso . Un proyecto emprendido por David Stern en la NBA a la hora de relanzar la competición en sus momentos más complicados como dirigente, lo hizo en su debut como comisario con la generación de Michael Jordan, Olajuwon, Barkley y John Stockton, lo repitió haciendo de Lebron James el nuevo icono reconocible en una generación liderada también por Carmelo Anthony, Chris Bosh y Dwane Wade. Una ACB que sea algo más que partidos de baloncesto y se acerque más a las necesidades reclamadas por los aficionados. Hacer de los jugadores jóvenes el pilar donde gravite la nueva ACB, Mario Hezonja, Alex Abrines,  Marcus Eriksson, Devon Van Oostrum, Guillem Vives, Alex Suárez y por supuesto Rasmus Larsen, el talento que vino del frío.

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