El Barça se abona a la final con un inicio antológico (89-81)

¡Clásico en la final! Barça y Real Madrid jugarán este domingo (17 hora canaria, La1 HD y TV3 HD) por el título en la quinta final seguida blaugrana, tras superar al Valencia Basket por 89-81. Los blaugrana tuvieron un inicio antológico, con el mejor cuarto de la historia copera, y aguantaron la remontada taronja

 

El cuarto más abultado visto en Copa

Hoy tocaba cenar fuera. Otra noche más. El FC Barcelona, 24 horas después de lograr el triunfo más amplio en la historia de la Copa del Rey, consiguió otro hito para ser eterno, para ser inmortal. Para ser temido y adorado. Y lo hizo regalando un menú de lujo, compensando con un derroche de facultades para el recuerdo la falta de emoción del partido desde que a Navarro se le ocurrió pedir el balón.

Una mirada de Juan Carlos a Marcelinho. Un pase. Un tiro. Un triple. Un acierto. Y volver a empezar. Y volver a mirar. Y volver a pedirla para volver a anotar la segunda canasta de tres, con el mismo asistente. A la siguiente, solo cambió el origen de los puntos, tras pase de Papanikolaou. Tres triples sin fallo en dos minutos, un 9-0 de inicio y un golpe en el mentón de un rival que lo había preparado absolutamente todo… menos esto.

De la mano de Pau Ribas, el Valencia Basket amagó con la reacción pero, tras el primero, tocaba el segundo plato. Invitaba Papanikolaou. El griego, puro talento, encadenó 6 puntos consecutivos, cual menú degustación, para dar a probar de su clase. Como guarnición, su elegante forma de marcar los pasos en la penetración para endosarle otro 7-0 a su rival (19-7, m.6).

A continuación, el postre, a cargo de Tomic. El pívot, dominador en ambas zonas, aumentaba aún más la renta barcelonista con canasta cayendo hacia atrás y mate, haciendo inútil la zona 1-3-1 del Valencia Basket. Y, con el menú ya bien definido, chupito en forma de Nachbar. El esloveno aparecía con triples para destrozar el marcador y Pullen, de propina, regaló el 31-9 final. Un primero, un segundo, un postre, un chupito… y propina al camarero Huertas, factor común de la exhibición barcelonista (47-3 en valoración) en el cuarto con diferencia más abultado jamás visto en una Copa del Rey. Que se dice rápido.

Tambores de remontada

El FC Barcelona, por pura inercia, continuó anotando con enorme facilidad. Ahora con Dorsey tomando el relevo del repoker de ases del primer periodo. El americano hacía estragos en la zona taronja y, si el equipo valenciano se cerraba, ya aparecerían Oleson y Nachbar para abrir la pista desde más allá del 6,75 (41-18, min.13).

Con cualquier otro rival, el partido hubiera estado cerrado. Pero enfrente estaba el mismo Valencia Basket que protagonizó la gran remontada de los cuartos frente al Laboral Kutxa. Aquel que, hace solo 6 días, le daba la vuelta al partido del año después de una reacción inolvidable para tumbar al propio Barça. Quién le iba a decir en ese momento a los de Xavi Pascual que, tras lo visto en el arranque, solo iba a conseguir una canasta en los siguientes 6 minutos.

La defensa del Valencia Basket, ahora sí, carburó, y todos remaron en la misma dirección para, en primer lugar, recuperar el halo de vida tras un 0-6 (41-24, m.17). A continuación, Doellman pedía paso y ejercía de líder con 5 puntos consecutivos que hicieron por fin creer al conjunto taronja. Todos, desde Perasovic al aficionado valenciano que estuviera situado en lo más alto del Martín Carpena, creyeron con ese triple de Doellman para poner el 44-33 en el marcador. Era cuando el ruido ensordecedor del que acababa de despertar parecía que aún pesaría más que el 3-15 de parcial, si bien el Barça, que pedía la hora, logró enfriar la euforia rival con cuatro tiros libres justo antes del descanso: 48-33. Volverían a sonar los tambores de remontada.

Los gestos de Papanikolaou

Nadie gesticuló más que él. Ningún jugador fue tan expresivo. Incontenible, rabioso, incapaz de disimular la furia. Una oportunidad en cada jugada para el fotógrafo, para la instante, para la portada. Kostas Papanikolaou, tras el intercambio inicial de triples de Huertas y Sato, convirtió un 2+1 que celebró con puñetazo al aire, vistazo a la zona blaugrana y otro gesto de ganador para decirles que, pese a la reacción valenciana, el partido seguía siendo del Barça.

Falló el adicional pero qué más daba. El mensaje estaba mandado. Y los suyos no se dejaron intimidar ni siquiera cuando Van Rossom sumó 5 puntos de forma consecutiva (53-41, m.24). El propio Papanikolaou emergió con un explosivo tapón que impidió a Doellman poner a su equipo a diez y Tomic, con Kostas disfrazado de Marcelinho en el pase, volvió a hurgar en la herida con dos canastas consecutivas para recuperar la comodidad.

Desde ahí, por primera vez en el partido, la semifinal entraba en un estado en el que las cosas pasaban, simplemente, para que todo siguiera igual. Van Rossom, con sus puntos y Sato, todo solidez, todo garantía, mantenían con esperanzas al Valencia Basket, aunque el Barça siempre encontraba réplica. La última, el triple de Pullen para cerrar el tercer periodo con más ventaja aún que al descanso (64-48). Quizá, el único momento en el que Papanikolaou no gesticuló en todo cuarto…

La dignidad de Sato

Después de ganar un partido como lo ganó el Valencia Basket este viernes, a ver quién es el guapo que les convencía, a un mundo de distancia del bocinazo final, de lo imposible de la remontada. Ni siquiera cuando Pullen puso la máxima del segundo tiempo (68-50, m.31) el equipo de Perasovic dejó de mirar el luminoso con esperanza.

La fe la ponía el jugador del torneo que ha ganado más Copas en países diferentes. Aquel que olvidó en los últimos años lo que es irse de vacío del torneo del K.O. El que gritó de alegría en Italia, Grecia y Turquía. El de las 4 Copas en los 3 países. El que ya había sido verdugo en La Fonteta. El Romain Sato más puro. Su mate, bien seguido por Lafayette, volvió a hacer sonar los tambores de guerra (68-57, m.32). Pese a que el FC Barcelona siempre respondía, otros dos aciertos del centroafricano volvían a poner al Valencia Basket en esa frontera en la que, a poco que falle el rival, la remontada toma aroma de posible en el ecuador del último periodo.

Su apoteósico cuarto tuvo como punto culminante el triple adicional que hizo que sonara, bien fuerte, el “Valencia, Valencia” en todo el Carpena. Unos aplaudían orgullosos. Otros agradecían la fuerza mental de un equipo capaz de crear un final igualado (82-75, m.39) partiendo de un inicial 31-9 que le hubiera supuesto una derrota de escándalo a cualquier otro rival. El Barça siguió sin dar concesiones (el 85-79 a falta de medio minuto, el parcial más reñido), pero Sato se fue al banquillo con el público en pie, como símbolo de una reacción que acabó dejando el partido en un dignísimo 89-81.

El FC Barcelona, un menú delicioso en el primer cuarto, un robot incapaz de permitir concesiones en el resto del partido, puede gritar orgulloso que, con esta, habrá estado en las últimas 15 finales ACB. Logrado esto, ahora claman venganza.

Daniel Barranquero
@danibarranquero
ACB.COM