«YO», enviado especial de BASKETMANÍA a la presentación del libro de Carmelo «Mago» Cabrera

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La crónica para BASKETMANÍA de «YO» (en la foto junto al base) sobre la presentación del libro «CARMELO CABRERA, EL GLOBETROTTER BLANCO», cuyo autor es José Luis Hernández Torres.

«Esta mañana se presentó en Madrid el reciente libro sobre la vida del mejor base español, de todos los tiempos, nos referimos a Carmelo Cabrera que en su día jugó y ¡que bien! en el  1939 Canarias que todavía algunos siguen creyendo que no se fundó en tal fecha del reciente siglo pasado.
En el Palacio de Deportes de la capital del reino, que es palacio y no pabellón porque está en la capital de España, que si estuviera en Santa Cruz de Tenerife veríamos como se llamase.
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Después de unos videos sobre la vida deportiva de este extraordinario jugador y al terminar una brillante exposición por parte de muchos de sus compañeros de juego y fatiga, concluyó con el agradecimiento  del chico de Las Palmas ¡Todo muy emotivo!  pedí el micrófono inalámbrico para contar dos cosas sobre Carmelito, una buena y otra mala:
-LA MALA: ¡Qué tío! como me hacía sufrir en aquellos partidos tan ajustados en el resultado que jugaba en la cancha del Luther King. «Carmelito (le decía al día siguiente), mira mi niño, cuando falten dos minutos y solo vayamos arriba de tres haz el favor de no pegarte una «virguería» -conocida por el seleccionador español, Antonio de Miguel como «frivolidad»- que me va a dar algo al corazón y uno ya no tiene edad para estos sofocones. Casi siempre le salían bien pero arriesgaba mucho.
-LA BUENA: A Carmelo Dios le dotó de una capacidad que no tenemos el resto de los mortales. Me explico, la velocidad con  que su cerebro podía mandar una orden a sus pies y a sus manos, era mucho mayor que la que tenían casi todos sus contrincantes, así que se los merendaba con patatas o se les adelantaba en lo que quería hacer.
Su mente jugaba más rápido que todos. Yo, que por aquellos años era profesor del Luther, solía ir a correr por los alrededores del colegio y cuando usaba el vestuario para vestirme de calle, ellos, Carmelo y sus compañeros de equipo, se equipaban para empezar el entrenamiento. Una tarde Ricardo Bethencourt (QEPD) me dice » Pero que rollo os pegáis los militares que esta mañana estaba la Autopista del Sur llena de vehículos  para arriba y para abajo, ambulancias, jeeps, gruas,… ¿Menudo follón armáis?» 
Iba a contestarle que ya los romanos decían «Si vis pacem para bellum» que en carpeto-betónico viene a decir «Si quieres la paz prepara la guerra» cuando apenas dije la primera palabra nos cortó Carmelo: «Pero Richi, si nosotros para meter un baloncito por un arito entrenamos todos los días, deja a los militares que por lo menos entrenen dos o tres veces al año» Como ven una capacidad de reacción a mayor velocidad de lo normal. 
Y así Melo era en todo, porque entrenar poco, poco. En Las Teresitas, cuando tocaba entrenar carrera continua,  Méndez «El Rana» siempre destacado en cabeza, luego el resto menos Carmelito que, a considerable distancia,  cerraba  el pelotón. Algunas veces que yo les acompañaba, y me ponía al lado del base canarión, le decía «¿Tío qué pasa, siempre en la cola y a distancia?»  ¡Bah, yo lo que quiero es jugar! contestaba y eso era verdad, jugar y ganar siempre aunque fuera en un uno contra uno era su lema de cabecera.
¡Grande Carmelo! si fue un buen jugador, mejor y con el tiempo me ha demostrado ser un buen amigo. ¿El libro? Lo leeré con mucho cariño y luego hablamos
¡Ah! y si lo compran también parte del dinero va para una ONG de nuestra vecina y no por menos hermana isla de Gran Canaria.
Un saludo para todos.