«Sentenciado en marzo», titula el diario Noticias de Gipuzkoa

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El retabet.es gbc hace un partido pésimo ante el Tenerife y encaja una nueva derrota (71-80) que lo aleja de forma prácticamente definitiva de la salvación

Néstor Rodríguez / Iker Azurmendi (Donostia)

El Retabet.es GBC se dirige irremediablemente hacia su tercer descenso deportivo en cuatro temporadas, que se dice pronto pero que dice mucho del estado en el que se encuentra este proyecto. Condenado a la LEB y rezando para que en el mejor de los casos vuelvan a salvarlo las renuncias ajenas que convierten la Liga ACB en una competición semicerrada. Permanencias de despacho que son acogidas con tibieza por una afición cada vez más desilusionada y que se está desenganchando de este equipo y de este club. Un Illunbe desértico -el club ofreció una asistencia oficial de 3.744 espectadores que una vez dio la sensación de estar inflada porque pareció haber bastante menos gente en las gradas- asistió a una enésima decepción en forma de clara derrota ante el Tenerife. Un conjunto situado en la undécima posición de la ACB y que arrolló a un penoso GBC que por momentos hizo el ridículo. Solo un ligero maquillaje al final evitó que el 71-80 fuera una derrota mucho más contundente. Pero la imagen de los locales fue penosa.

El 19º revés del curso en 23 jornadas deja al Retabet.es GBC con un balance de 4-19 y a tres victorias de la salvación. Quedan aún once jornadas, así que teóricamente hay margen para remontar, pero en la práctica se antoja una misión imposible que este equipo pueda dar caza a Manresa, Obradoiro o CAI Zaragoza, los equipos que marcan la salvación y que cuentan con siete triunfos en su casillero. Porque el conjunto de Fisac ahora mismo no gana a nadie. Sentenciado a mediados de marzo. Ayer hizo su peor partido de los dos últimos meses. Tras el varapalo de Murcia, el de ayer era el encuentro para reaccionar. Pero, en lugar de eso, los guipuzcoanos exhibieron una imagen preocupante, sin confianza ni juego, dando la impresión de que ni ellos se creen capaces de salvarse. Superados de cabo a rabo, blandos, fallones… el partido fue un desastre en un ambiente gélido. Resultó desolador el silencio en las gradas, solo roto para protestar a los árbitros. Así de triste es la situación del GBC: la afición ni siente ni padece, acostumbrada ya a la derrota como rutina, consciente de que este proyecto se encuentra agotado.

El efecto Fisac está ya más que amortizado. El carácter que insufló el técnico segoviano a la plantilla en las primeras semanas surtió efecto en su momento, pero ahora queda lo que había a principios de temporada: una plantilla mal construida, con muchos fichajes fallidos y demasiados jugadores lejos de su mejor nivel. De hecho, el Retabet.es GBC que fue arrasado ayer durante muchos minutos por el Tenerife recordó al que deambuló por la ACB durante las primeras ocho jornadas con Jaume Ponsarnau al frente. Es decir, tres meses y medio después de su destitución, el equipo está igual: hundido. Entre medias, cuatro victorias a todas luces insuficientes, que dejan al cuadro guipuzcoano como colista. Ni siquiera los números con Fisac se sostienen: con él al frente, el balance es de 4-11. Mejor que el 0-8 que presentaba su predecesor en el cargo, pero insuficiente. Y con tres fichajes en su cuenta: Agbelese, Landry y Soluade. Aunque este último aún no lo entienda nadie. Pero esta es otra historia, que bastante hubo ayer.

9-24 de inicio El Retabet.es GBC jugó mal, muy mal. Saltó blando a la cancha, encajando un doloroso 9-24 al término del primer cuarto, y luego se lanzó a por una remontada imposible. Porque no tuvo argumentos para ello. Los ataques eran una sucesión de acciones de uno contra uno o lanzamientos mal seleccionados, con un movimiento de balón nulo -el GBC solo dio cinco asistencia en todo el partido, cuatro de ellas obra de Urtasun-, y la defensa hacía aguas por todos lados. El Tenerife ganó por intensidad y calidad. San Miguel, Richotti, Abromaitis y Sekulic dieron una lección a todos sus pares. Dio incluso la sensación de que el conjunto isleño echaba por momentos el freno de mano para no provocar una derrota más dolorosa a los locales. No hubo partido. Cada intento de reacción local era abortado con facilidad por los hombres de Txus Vidorreta. Fisac perdió la batalla táctica -falló rotundamente en su apuesta de sacar en el quinteto inicial a Wear, Landry y Doblas juntos- y malgastó demasiado tiempo protestando a los árbitros. Como si ellos tuvieran la culpa de la derrota. Un argumento que, por cierto, el de los arbitrajes en contra, que se empieza a extender en el seno del GBC y su entorno. El que quiera, que se lo crea.

Lo único cierto es que la plantilla es la peor de la categoría, tal y como marca la clasificación después de que el Estudiantes sí ganara su partido ante el Bilbao Basket, un rival de un potencial parecido o si cabe superior al del Tenerife. El Gipuzkoa Basket erró estrepitosamente en verano. Se movió tarde y mal en el mercado. Ni siquiera funcionan apuestas que parecían a priori seguras como Llompart, Doblas o Urtasun. Veteranos sí, y con calidad también, pero también lejos de su mejor momento, tal y como el transcurso de la temporada se ha encargado de demostrar. El base y el pívot naufragaron por completo ante unos rivales más frescos, con más chispa, con más fuerza. Y también con calidad. El base fue arrollado por San Miguel, mientras que el problema del pívot con los rebotes empieza a ser ya muy serio. Solo Danny Agbelese frena la sangría en una faceta del juego que ha hecho mucho daño desde principio de curso. Y Urtasun, dentro de lo que cabe, es de los que más está manteniendo el tipo últimamente dentro del desastre, aunque gasta muchos tiros para alcanzar anotaciones superiores a los diez puntos.

una plantilla que hace aguas Eso entre los fichajes de rendimiento a priori garantizado, porque todas o casi todas las apuestas con cierto riesgo han salido mal. Andrew Lawrence, que no jugó ayer por lesión, ha resultado un fracaso absoluto, al igual que un Travis Wear que ayer se borró por completo con una actuación impropia de un extracomunitario. Dos puntos y cuatro faltas en menos de doce minutos. Como si no estuviera. Ya ni siquiera anota, por no hablar de defender, claro. Su rendimiento ayer fue para rescindir su contrato hoy mismo y tratar de buscar en el mercado algún revulsivo. Incluso Marcus Landry empieza a crear dudas tras una actuación con más fallos que aciertos y un empeño personal en adornar sus números en el tramo final del encuentro. Y no es la primera vez que lo hace. Menos mal que estuvo inspirado Zoran Vrkic y metió 19 puntos para que el desastre no fuera mayor…

En definitiva, la plantilla hace aguas por todos lados, consecuencia del trabajo mal hecho en verano. Pero aquí no pasa nada. Es Ponsarnau -que también es responsable, ojo- quien no supo sacar rendimiento a la plantilla, que es lo que van deslizando los dirigentes en diversas entrevistas. La autocrítica en el club es nula, se limita a que no hay dinero. Pero lo cierto es que esta plantilla es lo suficientemente cara como para competir de tú a tú con Obradoiro, Sevilla o Manresa, no como para estar hundido en la tabla, y los demás argumentos son excusas. Vale lo que se ve en la cancha, y ahí el Retabet.es GBC es el peor.

Tanto, que el objetivo de ser penúltimo es lo único factible en estos momentos, aunque será complicado lograrlo, porque el Estudiantes va para arriba y el GBC para abajo. Teniendo en cuenta que en principio el Ourense tiene plaza segura en la próxima ACB, lo que provocará un descenso seguro, la situación ahora mismo en Illunbe es de máximo riesgo. Peligra más que seriamente la temporada. Pero también el proyecto de un club sin argumentos.