Los canarios con ancestría canaria tienen más perímetro abdominal que los que no tienen esos antecedentes familiares, según se desprende de una investigación realizada por el doctor Santiago Domínguez Coello, médico de Primaria de La Victoria y de la unidad de Investigación del Hospital de La Candelaria.

Domínguez Coello explicó ayer, en una charla que ofreció en las terceras jornadas de la Asociación Canaria para la Prevención del Riesgo Cardiovascular (ASCARICA), algunos de los resultados de un estudio hecho entre casi 700 personas no diabéticas.

En esa muestra, "eminentemente rural", comprobaron que existía "un bajo consumo de cereales y verduras, así como un elevado consumo de carnes en general (rojas y de corral)". Esta alimentación se asocia "a la elevación de la resistencia a la insulina" que, en muchos casos, es el primer paso hacia la diabetes.

También se comprobó que la actividad física que se realiza es poca, lo que redunda en "un aumento de la resistencia a la insulina".

Además, la muestra también analizó "la ancestría canaria", es decir, las personas cuyos padres y cuatro abuelos eran nacidos en las Islas. El estudio comprobó que las personas con esta ancestría "comen menos verduras, menos cereales y menos carne", y que tienen "más perímetro abdominal", que es uno de los indicadores de la "obesidad mala".

El investigador también matizó que este mayor perímetro no se da exclusivamente en las personas de más edad, ya que en este estudio han tenido en cuenta las variables de edad y de sexo.

A la cabeza nacional

Domínguez Coello recordó que la obesidad en Canarias "es la más elevada de toda España" y que esa prevalencia le había movido a estudiar los datos de alimentación y nutrición con relación a la resistencia a la insulina.

La resistencia a la insulina consiste, a grandes rasgos, en que el cuerpo no absorbe la insulina que produce el cáncer, lo que, en muchos casos, termina derivando en una diabetes tipo 2.

Domínguez Coello mencionó al nefrólogo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) Benito Maceira, que en muchas de sus conferencias ha mencionado que "la obesidad es un problema de clase social", ya que se asocia "a hábitos y estilos de vida". Hay que recordar que las verduras, un elemento esencial en una dieta saludable, es un alimento caro.

Por otro lado , en el Auditorio Alfredo Kraus también se abordó ayer los problemas derivados de la obesidad en el II Congreso Clínico Cardiovascular de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC).

Fernando Álvarez, coordinador del grupo de diabetes de la SemFYC, explicó ayer que la prevalencia de la diabetes en Canarias "está relacionada directamente con la obesidad; a mayor prevalencia de la obesidad mayor prevalencia de la diabetes tipo 2".

En este sentido, aseguró que "es fundamental intentar prevenir la aparición de la diabetes tipo 2". Esa prevención pasa necesariamente por luchar contra la obesidad y el sedentarismo.

"Eso requiere no sólo que los profesionales sanitarios se impliquen, sino que las autoridades sanitarias tienen que implicarse en el fomento del ejercicio físico y la lucha contra la obesidad".

El experto se quejó de que "no hay una política sanitaria global y sanitaria respecto a la prevención de la obesidad infantil", por lo que vaticinó que, si la situación sigue así, "las cifras de diabetes seguirán aumentando", lo que provocará que después aparezca "la enfermedad cardiovascular, el infarto de miocardio, etc." "La supervivencia de la población bajará", concluyó.

Y no sólo la supervivencia sino la calidad de vida, ya que la diabetes es "la primera causa de ceguera en población en edad laboral y la primera causa de amputación no traumática de miembros inferiores".

Aunque las cifras varían según los lugares de España, Álvarez destacó que "entre el 10 y 15% de la población adulta es diabética" y que "entre un 20 y 30% de las consultas de Atención Primaria están en relación con la diabetes".

Estos diabéticos necesitan aprender para cuidarse, por lo que este experto destaca que "hay que dedicar tiempo para educar a la población diabética en su enfermedad y en los beneficios que puede obtener tanto de modificaciones de su alimentación como en el ejercicio". Por eso destacó la "asistencia longitudinal" del médico de cabecera, así como la labor de los profesionales de enfermería, "que tienen más tiempo para educar a los pacientes".