¿Es posible frenar la carrera descendente que, desde su cristalización en el siglo XVIII, ha emprendido el proyecto ilustrado, erigido sobre el convencimiento de que la educación es un elemento fundamental para el perfeccionamiento humano? Alrededor de esa cuestión reflexionarán los quince expertos -filósofos, sociólogos, enseñantes, científicos- que ha reunido la Obra Social y Cultural de CajaCanarias en el foro "La nueva Ilustración", que se celebrará a partir de la próxima semana en el espacio cultural de la entidad financiera.

"Desde finales del siglo XX existe una sensación de deterioro del sistema educativo. Parece que no hay futuro. Faltan el ideal del perfeccionamiento y de la utopía", resumió el escritor y profesor Juan José Delgado, coordinador de estas jornadas, en las que se tratará de concluir si es posible formular un nuevo humanismo.

La primera intervención, el 10 de marzo, correrá a cargo de los filósofos Victoria Camps y Javier Muguerza, "dos personas que creen que todavía se puede hacer algo" -señaló Delgado- y que tratarán de la relación entre educación y cultura. "No puede darse una cosa sin la otra. La educación se concibe como una forma de estar en la cultura y de tomar posición ante ella", explicó el coordinador del foro.

Cuatro docentes de Secundaria y Bachillerato -Luis Balbuena, Ana Hardisson, María Jesús Pablo y Miguel Ángel González- debatirán el 12 de marzo sobre el "estado de la enseñanza".

El día 17 será el turno para José Luis Molinueva, catedrático de Estética y Teoría de las Artes, y Jorge Wagensberg, físico y divulgador de la ciencia, que intentarán dar respuesta a la "provocación" planteada por el filósofo Peter Sloterdijk, quien, en "Después del humanismo", afirma que sólo la ciencia -y en concreto la genética- hacen posible la renovación y perfeccionamiento del ser humano.

El francés de origen argelino Sami Naïr -uno de los habituales de los encuentros organizados por CajaCanarias- se centrará, el 19 de marzo, en las posibilidades de articular un "universalismo cultural, un encuentro entre diferentes culturas" en un mundo globalizado como el actual.

Cuatro decanos de facultades de humanidades de la Universidad de La Laguna -Alfonso Ruiz, de Bellas Artes; Ángela Sierra, de Filosofía; Juan Ignacio Oliva, de Filología; y Ramón Pérez, de Geografía- tomarán el pulso a la situación de los estudios humanísticos y esbozarán el futuro que les aguarda tras la reforma universitaria asociada al Plan Bolonia.

El cierre del foro, el 31 de marzo, corresponderá los ensayistas Gilles Lipovetsky y Rafael Argullol, que reflexionarán sobre el papel que desempeñan los medios de comunicación y las manifestaciones artísticas en la difusión de la idea de "un ser humano que quiere seguir presentándose libre y en constante progreso".

Durante la presentación de esta iniciativa, Juan José Delgado llamó la atención sobre la "disminución de contenidos humanísticos" que, a su juicio, se está operando tanto en las enseñanzas preuniversitarias como en la educación superior. En este último caso, alertó del riesgo que suponen el proceso de Bolonia y la convergencia con el Espacio Europeo de Educación Superior. "Cualquier graduado en humanidades -dijo- debería tener muchos más conocimientos que los que la Universidad le va a dar. Se ponen los posgrados como excusa, pero ésa no es la cuestión. El problema es si la base de humanidades que se proporciona en las facultades es suficiente, y mi opinión es que no lo es".

Como ejemplo, Delgado se refirió al recorte de horas de asignaturas como Lengua y Literatura y Filosofía en ESO y Bachillerato. "Parece que las disciplinas humanísticas no están de moda, sino que sólo lo está lo tecnológico".

En este sentido, el coordinador de las jornadas destacó la contradicción existente entre un "desmesurado" desarrollo económico, político y científico y el estancamiento del progreso "moral, estético, creativo y artístico", sin el que el primero sólo conduce al "salvajismo extremo y no a la solidaridad". Sobre la posibilidad de una reunificación de las culturas científica y humanística -que actualmente "viven separadas en el campo de la educación"-, Delgado la consideró necesaria, aunque también difícil.