Esto es lo que se preguntan muchos agentes judiciales y funcionarios a los que los secretarios judiciales les dan permiso para que se deshagan de las piezas de convicción más antiguas y que ocupan mucho espacio. "Si es algún objeto pequeño no debería haber mayor problema, pero cuando se trata de armas o motos, ¿los tiramos a la papelera para que los recoja la señora de la limpieza?", dice un trabajador de la Administración de Justicia. "Hay veces que desde el Instituto de Medicina Legal se envían determinadas pruebas orgánicas. Además de que huelen fatal, sobre todo si tienen restos de sangre, eso tampoco se puede tirar a la basura de cualquier manera", dice. En este sentido, la Consejería de Justicia del Gobierno canario se ha ofrecido como mediadora en la elaboración de un protocolo que regule cómo realizar el expurgo, ya que aunque no tiene competencias en la materia, reconoce la necesidad de hallar una solución.