UN PERSONAJE que ostenta el cargo de secretario regional de Comunicación del PSOE, llamado Rafael Álvarez, ha comparado a López Aguilar con Juan Negrín y con Adolfo Suárez. Lo ha hecho, sin cortarse un pelo, en un comunicado unilateral enviado a los medios, al parecer motu proprio. Le ciega la pasión. Yo no sé qué influjo mágico desprende el ínclito Juan Fernando entre algunos de sus semejantes, pero a la obnubilación colectiva que se produce en su pandilla (Santiago Pérez incluido) se une ahora la de este desconocido de Las Palmas que lo asimila a figuras históricas. Me imagino al estudioso de Negrín, Eligio Hernández, dando alaridos, como Tarzán, al escuchar tamaña monstruosidad. Y a todos los que estudiamos la Transición española, comparar al histriónico Aguilar con el benefactor Suárez nos parece, al menos, una herejía.

No pasan tampoco desapercibidas las declaraciones de José Bono, en su visita a la poco práctica Cámara regional canaria -esa que condena la línea editorial de los periódicos-. Bono ha dicho, tomen nota de sus palabras: "Sólo un impedido no vería el hecho diferencial de Canarias", por un lado, y por otro remató su opinión aludiendo a que "aquí (en las Islas) no hay que inventarse identidades". Bono no ha hecho otra cosa que darnos la razón. En Canarias se dan todos los supuestos, los mayores y más contundentes, para aspirar a cotas soberanistas máximas y, por qué no, a la independencia. Probablemente no lo quiso decir, pero lo dijo.

A nivel más local, comentar las críticas de Odalys Padrón a sus antiguos amigos, Guigou y Guimerá, que ahora aceptan cargos en el gobierno municipal de Santa Cruz. Odalys está justamente dolida y asombrada, por lo que parece, y quiere mantenerse lejos de estas decisiones de su partido, Ciudadanos, que además la quiere echar. La democracia interna en los partidos es importante; y ya que en estas islas las amistades insulares son también circulares, bueno sería que a Odalys se la escuchara y se la respetara y que no se le diera de lado.

Desde Las Palmas, en algunos confidenciales, quieren montar otro escándalo con lo del Parque Marítimo de Santa Cruz. Lo que no saben estos confidenciales es que el fondo de este asunto gira sobre una historia de amor, la historia de una rusa. Una mujer ha sido determinante en el affaire del parque. Esta historia la debería conocer la celosa fiscal Anticorrupción María Farnés Martínez, que ahora interroga a funcionarios, arquitectos del Ayuntamiento y demás. Un día les contaré alguna cosilla de estos interrogatorios. En todo se quiere ver la negra mano de la corrupción, cuando las cosas son mucho más sencillas. El asunto del parque no es un tema de corrupción, ni mucho menos, sino la historia de una mujer que llegó del frío. Una especie de "Desde Rusia con amor". Si a la fiscal le gustan las novelas de la extinta Corín Tellado, si es aficionada al género, vamos, le sugiero que investigue los entresijos de este culebrón: dos hombres enfrentados por el amor de una mujer. Denuncias por despecho. O sea.