Ahora a todo el mundo le ponen las esposas. Preguntado un cargo de Interior del por qué se ha exhibido ante las cámaras a los detenidos de Santa Coloma de Gramanet, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar ante Garzón, esposados, el alto cargo, sin cortarse un pelo, dijo que porque los guardias civiles del transporte eran novatos. Yo los vi por la televisión y les aseguro que esos agentes estaban a punto de jubilarse.

Otra explicación que se dio fue que los detenidos habían salido del furgón por una puerta equivocada. Dios mío, en manos de quiénes estamos.

Ahora la moda es exhibir a los presos -que gozan de toda la presunción de inocencia- de los escándalos urbanísticos con las esposas puestas. Como metieron la pata con los del PP en Mallorca, en vez de rectificar, pues televisan las entradas triunfales en los juzgados de los del PSOE y los de CiU. El caso es llamar la atención para que la gente hable y no se ocupe de temas tan importantes como la vida de los tripulantes del "Alakrana". ¿Se acuerdan del barco? Pues sigue secuestrado. ¿Qué hace el Gobierno español? ¿Se ha prohibido -sugerido- a los medios de comunicación no hablar de este asunto? ¿Quién ha dado esa orden? ¿Quiénes la cumplen?

Esta época de nuestra vida no da sino sustos. Parece que la corrupción ha llegado a límites de comedia, pero las elecciones no se ganan en los juzgados, sino en las urnas. Es patética la actuación del tal Ricardo Costa en Valencia, al que se le ha mudado la cara, como si se hubiera hecho la cirugía estética. La trama Gürtel, de la que siempre nos habla El País, está repartida por toda España. Y todos son iguales: los del PSOE y los del PP. Así que las elecciones no se ganan en los juzgados porque en un país normal los detendrían por pasar por la acera de las sedes judiciales. Chorizos; los partidos tienen en sus filas a muchos chorizos.

En fin, que así discurre la política en España. Esto dura un tiempo, sólo hasta las elecciones próximas. Después vendrá un periodo apacible y luego otro de tumulto social. Y así.

Zapatero no se da cuenta de lo esencial: España se nos muere de hambre. Así, como lo leen. Y el Gobierno sigue subsidiando a los parados en vez de ayudar a las empresas. Así nadie levantará esta economía. La cosa es tan simple y es tan torpe el presidente del Gobierno que sólo por eso tenían que sacarlo de ahí a golpe de papeleta electoral. ¿O no?