MIGUEL Zerolo deberá decidir en los próximos meses si continúa o no en el Ayuntamiento de Santa Cruz en la siguiente legislatura. Cuando lleguen las elecciones locales, Zerolo llevará 16 años en el cargo, un récord difícilmente batible. Zerolo es un gran alcalde, que se ha atrevido con las principales obras pendientes en Santa Cruz. Su gran asignatura pendiente será la playa de Las Teresitas, convertida en un erial por las denuncias socialistas inverosímiles y por la acción prolongada y hostil de los enemigos de Tenerife, que curiosamente coinciden con los enemigos del alcalde: son los mismos.

Es curioso. Los ediles de Santa Cruz más importantes -exceptuemos a Manuel Hermoso, que salió de la alcaldía para ir al Gobierno de Canarias- han estado muy relacionados y han sido cuestionados y promocionados con y por el urbanismo. Pedro Doblado Claveríe fue delegado del Gobierno en el Área Metropolitana de Madrid, tras dejar la alcaldía chicharrera; José Emilio García Gómez, cuyo abuelo fue concejal con García Sanabria, salió del cargo por la envidia de sus compañeros de Coalición Canaria, pero se especializó en urbanismo y Miguel Zerolo lo nombró asesor suyo en ese campo. El propio García Sanabria, que planificó Santa Cruz de una manera extraordinaria, despertó tantas críticas al final de su mandato que tuvo que dejar el cargo. Y la historia le coloca como uno de los grandes alcaldes de la ciudad, con enorme visión de futuro, creador de una ciudad con espacios verdes, sin agobios.

Miguel Zerolo es otro de los grandes ediles. La obra del Barranco de Santos, desconocida por la mayoría de los ciudadanos, y que va a ser inaugurada antes del verano, significa un antes y un después en la historia urbanística de Santa Cruz. Cuando termine su embellecimiento y se pongan en marcha las vías de penetración a la zona alta los ciudadanos entenderán que Santa Cruz está cambiando, que planifica el mañana.

En esta isla llena de envidias y de comportamientos raros, de agitaciones a la mayoría por parte de unos pocos desalmados, los méritos de los ediles jamás se reconocen enseguida, sino más tarde. García Sanabria tiene un parque; Manuel Hermoso y José Emilio García Gómez han visto sus nombres impresos en placas de calles principales. Es bueno que la ciudad sea agradecida con su gente principal.

Ahora tendrá que ser Zerolo quien decida si quiere seguir. Todo parece indicar que no, que continuará en política, pero en otros menesteres. Será entonces, a comienzos del año que viene, el momento de agradecer su trabajo por la ciudad, su dedicación y su valentía, y decisión para sacar adelante los grandes temas. Unos pocos no han querido dejarlo trabajar.