El Tribunal Supremo acaba de absolver a José Antonio Martín, ex presidente de la Audiencia de Las Palmas, del delito de asesoramiento ilegal, por el que había sido condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, aplicándole erróneamente el artículo 441 del Código Penal. Los magistrados de la sala Civil y Penal del TSJC que condenaron a Martín fueron Ignacio Duce Sánchez de Moya, Eduardo Ramos Real (ponente) y Javier Varona Gómez Acedo, que emitió un voto particular discrepante con sus compañeros. Un trágico error que comenzó con una investigación policial/judicial errática y absurda a toda la familia y amigos del magistrado, por una mera sospecha infundada, una inicial acusación de cohecho que no prosperó porque el fiscal finalmente no la atendió y una condena manifiestamente injusta, que hace recordar a aquella de Alfred Dreyfus, relativa a un caso de espionaje y antisemitismo, que resolvió Emilio Zola con la famosa pieza "Yo acuso". Como si fuera una repetición de la historia, Eligio Hernández, magistrado en excedencia, abogado en ejercicio y ex fiscal general del Estado, repitió la tarea de Emilio Zola con una serie de tres magistrales artículos denunciando la justicia errática que se ha practicado en este caso y en otros en Canarias. Uno de estos artículos ha sido distinguido hace unos días con el premio de periodismo Leoncio Rodríguez. Esta magistral pieza jurídica ha estado, probablemente, muy presente en la decisión del Alto Tribunal. Cinco magistrados han absuelto a José Antonio Martín: el presidente Juan Saavedra Ruiz, el ponente Andrés Martínez Arrieta y los vocales Francisco Monteverde Ferrer, Juan Ramón Verdugo Gómez de la Torre y Ciro Francisco García Pérez. La noticia sirve para reflexionar sobre otros casos producidos en Canarias, en los que la política, la policía y la justicia han practicado un peligroso maridaje y que no acaban de solucionarse. ¿Qué ocurre con el muy extraño sumario de Las Teresitas? ¿Fue coherente la imputación a Soria, a Salvador Iglesias, a Santana Cazorla, a Adán Martín, finalmente exonerados, casos en los que se respiraba un horroroso tufo político? Los artículos de Eligio Hernández se estudian ya en algunas universidades. Significan la más dura denuncia de que la justicia y la política deben ir por caminos separados para evitar otros casos Dreyfus. El Supremo ha puesto, una vez más, las cosas en su sitio. Recuerden que la magistrada del caso las Teresitas, Carla Bellini, se le presentó un día a Eligio Hernández en su despacho para pedirle explicaciones por sus denuncias en los artículos citados. ¿Volverá ahora? ¿O entenderá, por fin, que puede tener en sus manos otro caso Dreyfus?