ADEMÁS de Zapatero, por incompetente, la culpa de la no salida de la crisis la tienen los bancos y las financieras, que vienen a ser lo mismo. Un industrial amigo se quejaba el otro día de que para financiarle 12.000 euros uno de estos bodrios le había pedido la declaración de la renta de su mujer. Para la compra de un coche están solicitando la vida laboral de los aspirantes a adquirirlo, en una intolerable intromisión -como la anterior- en datos que son personales. En manos de una financiera y de un banco nadie sabe el destino que le pueden dar a esa información, por mucha Ley de Protección de Datos que nos proteja.

Cuando los bancos recibieron la lluvia de millones de nuestros impuestos destinaron ese caudal a tapar los agujeros de sus grandes clientes. Por otra parte, las listas de morosos te frenan un crédito por un recibo de Telefónica devuelto o por el error de un banco al no abonarte un recibo de la lavadora. "Usted tiene una incidencia", te dicen desde la financiera, y no te conceden el crédito. La flexibilidad ha muerto y en los archivos de morosos pueden figurar los ciudadanos con cantidades pendientes que ya han sido abonadas. Estos registros no son fiables y puedes estar inmerso en ellos durante años. A no ser que pagues a una agencia especializada en borrártelos, que hasta ahí llega la picaresca. Nos contaba un empresario que le cuesta cien euros el apunte; es decir, gestionar que te borren la vieja deuda, la mantengas o no, en algunos registros de morosos. Y esto es grave.

El papeleo resultante se disparata. Un pagaré devuelto genera, tras su abono final, una carta del acreedor al registro de morosos que corresponda para librar al deudor del bochorno y de la molestia. Tardan semanas en borrarte de la lista, aunque hayas saldado la deuda y les haya llegado la carta. Y no hay derecho.

Se quejaba un empresario del sector del automóvil de la actitud de los bancos y de sus financieras, que han ralentizado la venta de vehículos, a pesar de lo cual ha subido. Media España está inscrita en el famoso RAI y en otros registros de morosos y los bancos cada vez proscriben más a los ciudadanos, aunque sólo deban una cuota de su coche anterior. Un desastre. La gente quiere consumir, pero no la dejan. Y son los bancos y las financieras -amén del señor Zapatero y de los sindicalistas- quienes nos han metido en este lío. ¿O no?