La borrasca que atravesó a comienzos de esta semana el Archipiélago ha dejado tras de sí innumerables destrozos e historias dramáticas de gente que lo ha perdido casi todo, pero también un regalo: gran cantidad de agua dulce.

Aunque aún es pronto para establecer hasta qué punto el agua se podrá aprovechar, bien por haber sido recogida en presas o embalses o bien por haberse filtrado hasta los acuíferos, en lo que coinciden todos los expertos es en el hecho de que mejorará la calidad de las aguas que actualmente se extraen.

Concretamente desde la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial del Gobierno de Canarias explican que estas últimas lluvias servirán para recargar la mayor parte de los acuíferos costeros que, además, son los que están más sobreexplotados.

El uso excesivo de este recurso natural ha provocado que en los últimos años se hayan salinizado los acuíferos debido a la entrada de agua de mar, hecho que se paliará en parte con la incorporación de gran cantidad de agua dulce proveniente de las precipitaciones del lunes y el martes.

El acuífero de montaña, a diferencia del costero, es confinado, es decir, que aporta mucha menos cantidad de agua que los situados más cerca del litoral.

"Con este tipo de lluvia, como el que ha habido en Canarias, además llenar los acuíferos costeros, hace que haya una mayor disponibilidad de agua a la hora de extraerla y que tenga menos contaminación", explican fuentes de Medio Ambiente.

Presas rebosantes

A esta situación favorable hay que unir el hecho de que las presas de Gran Canaria y La Gomera, y buena parte de las de Tenerife, se encuentran al máximo de capacidad tras acumular gran cantidad del caudal de los barrancos.

Aparte de los beneficios que esta situación tiene a la hora de garantizar el abastecimiento de agua para consumo e incluso para la agricultura, se da la circunstancia de que repercutirá directamente en cuestiones netamente medioambientales, como es el desarrollo y mantenimiento de importantes poblaciones de aves.

Asimismo, estas precipitaciones favorecerán a los sitios en los que se venía registrando una situación de sequía en los últimos años, como por ejemplo en la vertiente sur de todas la islas, ya que las plantas que crecen en zonas o climas áridos reaccionan mucho más rápido y mejor al agua que las que se desarrollan en climas húmedos.